Los obispos paquistaníes exhortaron a reanudar el diálogo entre la India y Pakistán
El arzobispo pidió que cesen los enfrentamientos entre los dos países, reiniciados hace dos semanas después de un atentado contra los soldados indios en Cachemira.
Monseñor Arshad advirtió sobre “el dolor vivido por la población, a menudo víctima inocente de las decisiones tomadas por la dirigencia. El pueblo de Pakistán y de la India -subrayó- desea la paz”.
Mientras tanto la tensión entre las dos naciones no parece disminuir y hoy fueron cerradas las escuelas dentro de los 5 Km de la línea de control de la frontera. La confrontación llegó a su culmen ayer, cuando los antiaéreos de Islamabad abatieron dos jet indios que entraron en modo ilegal en el espacio aéreo paquistaní. Uno de los dos pilotos fue hecho prisionero y fue mostrado en un video vendado y sangrante. La filmación, publicado en una cuenta oficial del Ministerio paquistaní de la Información, luego retirado debido a las protestas de los usuarios que describieron las imágenes como una “vulgar exhibición de una persona herida”.
La reacción de Islamabad se debió a los bombardeos por parte de Nueva Delhi del día precedente con el cual India quería aniquilar un campo de adiestramiento para militantes islámicos que realizaron el atentado en Cachemira. El lanzamiento de bombas es la primera acción militar de la última guerra entre los dos países que data de 1971, si bien el valle de Cachemira es un territorio reivindicado ya desde la repartición de 1947.
El enfrentamiento suscitó las preocupaciones de los países de la zona, ante todo de China. Lo que más preocupa es el hecho que tanto India como Pakistán poseen ambos la bomba nuclear. Se calcula que, si iniciarán un conflicto atómico, esto provocaría al menos dos millones de muertos.
Por esto, monseñor Arshad se dirigió directamente a los gobernantes: “Esperamos -declaró que también la comunidad internacional intervenga para desactivar la situación que está causando la pérdida de vidas humanas, evitar la ruina de esta región que destruiría esta parte de la tierra”.
“Sin rendirse frente a las dificultades, todos debemos buscar y seguir con cualquier modo posible para evitar la guerra, que se traduce siempre en tristeza y graves consecuencias para todos” indicó.
Por último el arzobispo invocó: “Recemos todos para que Dios omnipotente conceda la sabiduría a la dirigencia de ambos países para resolver sus cuestiones de tal modo que la paz y la prosperidad puedan prevalecer, llevando a un futuro mejor de las personas en la región y en el mundo”.
Franciscanos en la frontera con la India en una peregrinación de paz
Decir “no” a la guerra, llevar un mensaje de paz, pedir a los gobiernos de India y Pakistán que no involucren a los dos pueblos en un conflicto que sólo traería odio, dolor y destrucción. Con este espíritu, una delegación de frailes franciscanos capuchinos peregrinó a Gandha Singh, pueblo de Punjab, en la frontera entre India y Pakistán.
El padre Benedicto Ayodi OFM Cap, presidente de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la curia general de la Orden de los Frailes Capuchinos, llegó a Pakistán para seguir proyectos e iniciativas sobre temas como la gestión de conflictos, los derechos humanos, la reducción de la pobreza, la construcción de la paz y el diálogo interreligioso.
Francis Nadeem OFM Cap, custodio de los frailes capuchinos de Pakistán y secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso, conocido promotor de la paz y la armonía interreligiosa en el país, dijo a la Agencia Fides: “El propósito de esta visita era enviar un mensaje de paz, hermandad, amistad, reconciliación y aceptación mutua a las naciones de la India y Pakistán.
Hemos elevado a Dios una oración para comprometernos por una paz duradera, hemos guardado silencio y hemos encendido velas para simbolizar nuestro compromiso y nuestra invocación al altísimo”.
Los franciscanos en Pakistán, dijeron, en este momento crítico de una posible escalada militar, “sienten una clara responsabilidad de no ceder a la violencia y de proponer una solución pacífica a la antigua cuestión de Cachemira, instando a la política, en Pakistán y en la India, a elegir el camino de la negociación y la confrontación y no el de las armas”. +
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