Mons. Fernández compartió una convivencia con los seminaristas platenses
El curso se centró en la preparación de las homilías, a partir de la Lectio Divina. El arzobispo explicó a los jóvenes que “la predicación debe ser fruto del encuentro orante con el Señor, que es quien quiere seguirle hablando a sus ovejas”. En esta línea les propuso que la preparación parte de la comprensión del sentido del texto, fundamentalmente del Evangelio, descubriendo sus ideas centrales y sus resonancias, para luego preguntarse qué nos dice Dios a nosotros y qué les quiere decir a los fieles a través nuestro.
El prelado dedicó también un momento para hablar de lo propio del sacerdote diocesano. “El sacerdote ministro es quien consagra la Eucaristía y reconcilia con el perdón. Es ante todo el hombre de la Eucaristía, con la que sigue haciendo presente a Jesús. A un Jesús que es para todos y quiere llegar a todos. El sacerdote diocesano tiene como misión hacer que Jesús llegue a todos”, manifestó.
“El sacerdote se debe ir transformando en lo que celebra de manera que el ‘Tomen y coman’ de la consagración, también sea su modo de pastorear. El celibato, que es un nuevo don, está en función y en sintonía de ese ‘Tomen y coman’”.
Al mismo tiempo, el arzobispo dedicó un espacio para el diálogo personal con cada uno de los seminaristas y compartió distintos momentos de convivencia con los jóvenes.+
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