El prelado respondió con una carta a otra enviada por el sacerdote, en la que éste argumentaba los motivos por los cuales no consideraba oportuno el cambio de destino pastoral.
El presbítero Lorenzo había sido cuestionado por un grupo de personas de la comunidad de Tolosa que pusieran en duda su buena fama y honor a través de los medios de comunicación, a raíz de una denuncia en su contra de 2008 que había sido archivada y por la cual fue eximido de culpa.
“Me convenció un argumento tuyo: me hablaste del bien mayor de la tarea evangelizadora de la Iglesia; me planteaste que todas tus iniciativas evangelizadoras podrían verse seriamente comprometidas por la desconfianza instalada en la nueva parroquia y que Tolosa no se merecía eso”, expresó monseñor Fernández.
“Por eso, pensando en el bien común y en la prioridad de la misión evangelizadora de la Iglesia, acepto tu pedido de quedarte en Gonnet. Lo acepto con tal que sea para que inicies allí una nueva etapa misionera, con un renovado amor a tu comunidad y con nuevos proyectos”, agregó.
Texto de la carta de Mons. Fernández al sacerdote
Querido Eduardo:
Leí detenidamente tu carta y después estuve unos días rezando y pensando al respecto.
Cuando hablamos de la posibilidad de un cambio de parroquia, aconsejado también por mis dos obispos auxiliares que te conocen mejor que yo, lo hicimos pensando que era el momento de iniciar una nueva etapa. Habías estado 12 años en la parroquia de Gonnet y había pasado mucho tiempo después de aquella acusación presentada ante la Justicia y ante el Arzobispado, y archivada en ambas instancias 10 años atrás. La nota por la cual se archivaba la causa en la Justicia, dice que se hizo “no habiendo imputado delito a persona alguna” (12/01/2009). La fiscal era la Dra. Ana Medina. La instancia eclesiástica concluida por Mons. Aguer igualmente desestimó el delito y te solicitó “prudencia” en el trato con las personas (no habla de “abuso de autoridad”).
Si bien después de eso gestionaste la parroquia y el colegio en Gonnet durante diez años, sin que se presentaran nuevos elementos de juicio o acusaciones, por exceso de prudencia pedí una consulta complementaria. Allí indagamos acerca de tu comportamiento en los últimos años, y se incluyeron personas que no son precisamente amigos tuyos. Si bien algunos que han trabajado con vos pueden haber tenido reparos con respecto a tu estilo pastoral o a tu carácter, sin embargo igualmente han defendido tu buena fama.
Parecía entonces que no podíamos negarte la posibilidad de empezar una nueva etapa. Y para que te dedicaras plenamente a la nueva parroquia de Tolosa, en diciembre designé también un sacerdote vicario que te acompañaría y se dedicaría al colegio. Pero en enero un grupo de personas, junto con algunos padres del colegio, comenzó a intervenir en medios y portales locales y a juntar firmas en contra de tu llegada al colegio, donde en realidad no estaba previsto que fueras. No sé cómo lograron que la presencia de este tema en los medios fuera tan constante. Desde que asumí como Arzobispo en La Plata nunca logré instalar un tema en los medios locales con esta contundencia.
Estos hechos, y la confusión de la información que corría, me llevaron a pedir a mi Vicario judicial que elaborara un comunicado aclaratorio especialmente dirigido a los padres del colegio. El comunicado se emitió el 15 de enero con mi supervisión y se hizo llegar a los padres, mencionando explícitamente que el sacerdote referente para el colegio no serías vos sino que sería el nuevo vicario parroquial. Sin embargo, un grupo de personas ignoró completamente esta aclaración pública, siguió juntando firmas en contra de tu supuesta llegada al colegio y siguió sosteniendo en los medios que rechazaban tu llegada “al colegio”.
Como vos decís, es completamente comprensible que algunos padres se hayan molestado si se les transmitía que un ser supuestamente peligroso –que no es ciertamente tu caso– llegaba al colegio de sus hijos. Quizás vos y yo, en el lugar de ellos, habríamos hecho lo mismo.
Pero uno se pregunta qué otros objetivos persiguen algunas de las personas que movilizaron esto. Me lo pregunto por lo siguiente: las notas en los medios y en los mensajes que hicieron correr mezclaban algunos datos verdaderos con otros falsos. Después de la reunión que tuvieron con Mons. Bochatey en el Arzobispado salieron a decir cosas que no se habían hablado allí. Intentaban averiguar dónde solías pasar tus vacaciones y otras informaciones, indagando incluso en el Servicio penitenciario, donde trabajás. Si yo acordaba reservadamente una reunión con vos, inmediatamente sabían que día y a qué hora nos íbamos a ver. Me llegaron mails amenazantes sin firma, etc. Así se pasó de lo que podría haber sido una comprensible preocupación, a una batalla burda para ridiculizar tu figura. En este sentido, aunque han dicho que lo único que persiguen es que vos no vayas a Tolosa, me pregunto si realmente se quedarán tranquilos con un renunciamiento tuyo.
Pasaste un mes muy duro y temía por tu salud. Me pregunté si era justo someterte a las nuevas estocadas que probablemente llegarían, pero no me parecía adecuado avalar ciertos procedimientos. No creo que la sociedad de La Plata los avale, porque en ese caso terminaríamos todos contra todos.
Sin embargo, me convenció un argumento tuyo: me hablaste del bien mayor de la tarea evangelizadora de la Iglesia; me planteaste que todas tus iniciativas evangelizadoras podrían verse seriamente comprometidas por la desconfianza instalada en la nueva parroquia y que Tolosa no se merecía eso. Por eso, pensando en el bien común y en la prioridad de la misión evangelizadora de la Iglesia, acepto tu pedido de quedarte en Gonnet. Lo acepto con tal que sea para que inicies allí una nueva etapa misionera, con un renovado amor a tu comunidad y con nuevos proyectos.
La última vez que estuve en tu parroquia mencioné que, con tus virtudes y tus defectos que todos conocen, allí te habías entregado y habías compartido tu vida. La gente que colmaba el templo reaccionó con un cerrado y emotivo aplauso. Esa comunidad seguramente te acompañará para que puedas aplicar las líneas pastorales de la Arquidiócesis y encontrar una nueva fecundidad en tu ministerio.
Te pido disculpas si me equivoqué exponiéndote a este tiempo de dolor y humillación pública, pero no dudo que el Señor utilizará todo eso para bendecir tu ministerio y tu comunidad.
Que todo sea para la mayor gloria de Dios. Con afecto en el Señor.
Misiva del sacerdote al arzobispo platense
Sr. Arzobispo de La Plata
Mons. Víctor Manuel FERNÁNDEZ
Estimado Monseñor, me atrevo a escribirle estas palabras debido al estado de confusión y de conmoción que provocó mi nombramiento de Párroco en un grupo de padres de la Comunidad Parroquial y Educativa Nuestra Señora del Carmen en Tolosa.
El estado de confusión fue generado por difamacionesque se han llevado a los medios y portales locales y nacionales y luego al Arzobispado de La Plata. Dichos comentarios, que tienen un origen calumnioso y difamatorio, han puesto en juego y han creado dudas sobre mi integridad moral en el ejercicio de mi sacerdocio. Al respecto quiero asegurar que jamás he cometido un acto que sea indigno de mi ministerio sacerdotal. Pero muchos padres, sin dudas, se hicieron eco de esas calumnias, injurias y difamaciones, quiero pensar que sorprendidos en buena fe. El problema no es de ellos sino de quienesles hicieron creer esto, les hablaron de una causa que la Justicia ya resolvió, siendo archivada hace varios años por falta de méritos.
Yo en lo personal, le pido a Usted Monseñor, poder reunirme con esas mamás y explicarles cómo fue la situación hace once años atrás.
Creo que, a pesar de que me duele en el alma, es mejor no asumir en la comunidad de Tolosay permanecer un tiempo en mi querida comunidad de Gonnet. Es por el bien de todos, sobre todo por el bien de la Comunidad de Tolosa, de los chicos de Tolosa, de la evangelización en Tolosa. No se puede anunciar el Evangelio sin alegría, no se puede anunciar un Evangelio de encuentro desde el desencuentro, no se puede compartir el Evangelio y acompañar a los pobres, desde dudas y desde problemáticas de algunos grupos. Lamento en el alma que esto haya pasado. Tenía un montón de proyectos y de cosas pensadas desde que me anunció el cambio. Ya nos habíamos reunido con el querido Padre Julio Veliche, etc. Pero bueno… uno a veces piensa o proyecta y evidentemente hay quienes tienen el poder de transformar las cosas.
Querido Monseñor, pido a Dios que en algún momento salga a la luz la verdad y también pienso si no debo agotarlos medios legales para que se aclare esta situación, porque fue mucho dolor, mucha angustia, y fue mucho el daño que se hizo y lo que se desfiguró mi imagen sacerdotal. A mí, a mi familia, a mis amigos, nos provocó un daño muy grande, y me preocupa que le hagan lo mismo a otros. Pero bueno, no importa, Dios sabrá y será por otros caminos que yo desconozco completamente, que me usará para hacer el bien.
Creo que acá hay que priorizar el mensaje sobre el mensajero. Si algunos creen que ganaron una batalla, la verdades la del Evangelio: espérdida para los gentiles, pérdida para los maliciosos y ganancia para los que creen y confían.
Renuncio a este honor que Usted me había otorgado de ser el Párroco de semejante e histórica Comunidad como es la querida Nuestra Señora del Carmen de Tolosa. Pero sabe qué Monseñor, no creo que sea lo más conveniente para el Pueblo de Dios. Esto no es una guerra, la Iglesia no hace guerras, la Iglesia de Francisco no construye muros ni hace guerras. Construye puentes y este es mi pequeño y humilde puente.
Han puesto en tela de juicio hasta el ejercicio de mi ministerio Sacerdotal: sí confieso presos, sí confieso Sacerdotes detenidos, sí soy amigo… Jamás negaría a un amigo. Si fuera amigo del Padre Grassi lo diría, pero no lo soy.
Yo voy a confesar, confieso en las cárceles y seguiré confesando a todo aquel que muestre buena disposición para ser perdonado porque para eso me hice Cura. No soy el confesor habitual del padre Grassi, aunque lo habré confesado alguna vez.
Han puesto en duda también mi relación con mis compañeros en el Servicio Penitenciario en el cual trabajo hace veintinueve años, y que seguramente por cargos que he ocupado, a algunos no les hayan gustado las decisiones. No a todos les gustan nuestras decisiones, pero de ahí a malos tratos es otra cosa. Soy sincero, frontal, sobre todo con personas de mi confianza y cariño, pero no considero que eso sea maltratar. Mucho se hizo correr también a través de WhatsApp privados, de comentarios. Hay que ser claros cuando se juega con la moral y la integridad de una persona. Pero bueno… vamos a seguir adelante.
Querido Monseñor, no quiero extender más esta carta, simplemente decirle, agradecerle que seguramente comprenderá que priorizo a una porción del Pueblo de Dios y no siento la alegría ni el entusiasmo para movilizarme en la Comunidad de Tolosa. Sería más motivo de pérdida para Dios que de ganancia. Porque amo a la Iglesia digo, por favor Monseñor, reléveme de tener que asumir en Tolosa. Dios sabe.
Hay una frase muy linda del querido Padre Kentenich que siempre recuerdo que dice: “…aproveché todo para el crecimiento del amor a Dios…”. Esto debo aprovecharlo, debo ofrecer este dolor por la Iglesia y por todos mis hermanos, particularmente por los privados de la libertad. Incluso agradezcoa la gente de Tolosa que me llamó, que adhirió, que me bancó, que confía en mí como tantísimos de todas las Comunidades donde estuve, a mis hermanos Sacerdotes, a los Obispos… Gracias, pero por favor sepa entender este pedido.
Desde ya le agradezco su paternal acompañamiento permanente y constante.
Mayor información: http://www.arzolap.org.ar/carta-del-pbro-lorenzo-y-respuesta-del-arzobispo/.+
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