Mons. Lozano detalló los cuatro aspectos importantes de la visita ad límina
El prelado destacó cuatro aspectos importantes de esta experiencia poco frecuente: las reuniones, la espiritualidad, la fraternidad y el encuentro con Francisco.
“En una semana tuvimos reuniones con más de 15 organismos y comisiones del Vaticano que le ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia”, explicó, y consideró que fueron importantes para cada obispo, dado que no solamente permitieron “ver qué podemos mejorar o cambiar, sino también tomar conciencia de aquellas actividades o ámbitos que todavía están ausentes”.
El arzobispo sanjuanino afirmó que la espiritualidad es “una dimensión muy fuerte” en esta experiencia como pastores y valoró haber peregrinado a las tumbas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, y celebrar misas en las basílicas romanas de San Juan de Letrán y Santa María la Mayor.
“También hemos crecido en la fraternidad episcopal. Conversamos mucho, nos escuchamos en nuestros anhelos y esperanzas, en los proyectos que soñamos para nuestras Iglesias. Pudimos también compartir el dolor que habita nuestros corazones atravesados a veces por circunstancias difíciles, pruebas en la oscuridad del camino que se vuelve hostil. Siempre viene bien el consejo fraterno, las palabras de aliento, la mirada de quien comparte la misma vocación”, subrayó.
Monseñor Lozano insistió en destacar que “el encuentro con Francisco ha sido hermoso y profundo” y detalló algunas de las alegrías y tristeza manifiestas por el pontífice.
“La alegría es que el Señor está acompañando a la Iglesia, hay mucha gente Santa, como dije ‘la santidad de la puerta de al lado’, y por eso hay que estar agradecidos a Dios. La preocupación es la ‘ideologización de la doctrina’ y la lejanía del Evangelio; también los chismes, el hablar mal de los otros. Eso va deteriorando la comunión y nos hace tibios en la misión”, puntualizó que les dijo el Papa.
El arzobispo precisó que entre otras cosas también les pidió “dedicar tiempo para escuchar a los jóvenes y los pobres” y “aprender a pasar tiempo con ellos”, además de alentarlos “en la misión a las periferias geográficas y existenciales, a ser Iglesia en salida”.
“Nos insistió en que debemos cuidar nuestra vida de oración y ayudar a los sacerdotes en esta misma dimensión de búsqueda de la amistad con Jesús. Cuando lo saludé le expresé mi gratitud por haber designado un obispo auxiliar, y le conté que muchos mandaron sus saludos y oraciones. Me dijo que les agradeciera, y concluyó: ‘recen por mí, yo lo hago por ustedes’”, concluyó.+
Publicar un comentario