Mons. Martínez animó a profundizar en el discipulado del amor
“Lo peor es que en muchos que se denominan rápidamente cristianos, ni siquiera existe este cuestionamiento. Al contrario, lo normal como tipo social es el circuito del daño, totalmente distanciado del perdón y la reconciliación. No por casualidad en diversos documentos y mensajes reiteradamente se señala la necesidad de acentuar una eclesiología y espiritualidad de comunión”, subrayó en su carta semanal.
El prelado destacó que “el Evangelio de este domingo nos señala categóricamente: ‘ámense los unos a los otros’. Este es el fundamento de una comunión que todos debemos tener en cuenta en nuestro camino de discipulado”.
“La realidad nos muestra que muchas veces la fe que tenemos como don, no llega a impregnar situaciones de la vida diaria donde terminan dominándonos aspectos negativos de nuestros afectos: enojos, celos, envidias, o cosas peores”, sostuvo, y agregó: “Relaciones humanas que a veces tenemos con seres queridos y cercanos, laborales o de otros tipos, que vivimos sin tener en cuenta la exigencia del amor que nos propone el Evangelio”.
“Cuando pasa esto, algunas enseñanzas cristianas quedan en el olvido, como el perdonar de corazón, retomar el diálogo, buscar amar a los enemigos, o bien, rezar por los que nos persiguen”, advirtió.
Monseñor Martínez recordó que “dichas enseñanzas son una exigencia para que el cristiano viva su fe como discipulado” y la consideró “una exigencia ‘crucificante’ y liberadora”.
“Cuando somos capaces de tomar una decisión de diálogo y perdón rompemos el circuito del odio y la venganza con el arma del amor. La fe, que es un don de Dios, madura en nuestra vida cotidiana cuando en algunas situaciones vividas o decisiones que tenemos que tomar, asumimos el Evangelio del Señor”, concluyó.+
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