El Papa: Jesús no quiere “cristianos de fachada”, sino testigos de vida nueva

El Papa: Jesús no quiere “cristianos de fachada”, sino testigos de vida nueva

Ciudad del Vaticano (AICA): “Un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús”, porque el testimonio nace del encuentro con Jesús vivo”, dijo el papa Francisco hoy, 29 de junio, solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, en la homilía de la misa que celebró en la basílica de San Pedro, en la que bendijo los palios de los nuevos arzobispos metropolitanos que fueron nombrados en el último año.
“Un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús”, porque el testimonio nace del encuentro con Jesús vivo”, dijo el papa Francisco hoy, 29 de junio, solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, en la homilía de la misa que celebró en la basílica de San Pedro, en la que bendijo los palios de los nuevos arzobispos metropolitanos que fueron nombrados en el último año.

De acuerdo el reciente cambio en el rito de la imposición del palio, el Papa entregó los palios benditos a los arzobispos presentes en forma privada. Momento que fue después de la Misa, porque la imposición oficial será realizada por el Representante Pontificio en la respectiva sede metropolitana.

El Santo Padre centró su homilía destacando que los santos apóstoles Pedro y Pablo fueron “testigos de vida, testigos de perdón, testigos de Jesús”
“No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús”, explicó el Papa.

En este sentido el pontífice, el Santo Padre explicó que “los que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho” y explicó que “cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin. Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado”.

“Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: Soy un pecador”.

Los santos apóstoles Pedro y Pablo comprendieron que “la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor”, afirmó.

“Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo”.

En este sentido, el Santo Padre animó a los fieles católicos a preguntarse: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos solo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado, de las estadísticas. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere ‘reporteros’ del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadística. Él busca testigos, que le digan cada día: Señor, tú eres mi vida”, animó.

Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla
Asimismo, el Papa Francisco recordó que como cada 29 de junio y “según una hermosa tradición” en la celebración eucarística estaba presente una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla enviada por el patriarca Bartolomé a quienes “saludó con afecto”. “Su presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida”, destacó el pontífice.

Al finalizar la misa, el Papa Francisco bajó a la tumba de San Pedro a rezar junto al arzobispo de Telmessos, su eminencia Job, quien guiaba la delegación de la Iglesia Ortodoxa y es el representante del Patriarcado Ecuménico ante el Consejo Ecuménico de las Iglesias y copresidente de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa.+

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