El acto, organizado por el Comité de la Reconciliación nacional de la arquidiócesis, incluyó además de la celebración eucarística, el rezo del Rosario y una lección sobre la Iglesia en Corea del Norte.
Por último, un grupo de jóvenes, pertenecientes a la comunidad católica de Mongolia realizaron cantos y danzas tradicionales, como signo de gratitud por las ayudas recibidas de parte de la Iglesia de Corea, como también por la solidaridad de los católicos mongoles en el promover la unidad y la paz en la península coreana.
En su homilía el cardenal Yeom subrayó la importancia de la oración, del perdón y de la reconciliación y encomendó a María, Reina de la paz, “este momento crítico de la nación”.
“Estamos totalmente conscientes que es extremadamente urgente rezar con todo el corazón y todas nuestras fuerzas por estos objetivos. Tal oración es también un servicio importante que nuestra Iglesia puede y debe dar a nuestra nación y al pueblo de todo el mundo”, expresó el arzobispo.
El cardenal Yeom se refirió a la campaña de oración, que lleva por título: “Custodiar en mi corazón una parroquia del Norte”. La iniciativa –explicó el purpurado coreano- quiere poner en práctica el consejo dado por el papa Francisco durante la homilía de la misa que concluyó su visita a Corea, en 2014: rezar por las 57 parroquias y los 52 mil fieles que existían en el Norte, antes de la división del país.
“Queremos continuar recordando y rezando por nuestros hermanos y hermanas del Norte, que sufren la represión de los derechos humanos, comprendida la libertad religiosa. Pedimos a Dios que se ocupe de cuántos viven la vida de fe en modo clandestino y en la persecución”.
“Al hacerlo, añadió, queremos también pedirle que nos guíe a la unión espiritual en sus sufrimientos, ofrecida como ofrecimiento sacrificatorio de reconciliación para la salvación de nuestra nación, para que nos esforcemos en evangelizar a todo el pueblo del Sur y del Norte. En esta perspectiva, esta campaña debe ser un movimiento muy eficaz de solidaridad que une, aunque sí en modo invisible, el Sur y el Norte a través de la oración”.
“Si rezamos y trabajamos todos juntos, perdonando y reconciliándonos el uno al otro en nombre de la desnuclearización de Corea del Norte, de la humanización, de la evangelización de la sociedad norcoreana y de una verdadera paz en la península coreana, Dios seguramente escuchará nuestra oración”, concluyó el cardenal Yeom. +
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