Tras la bienvenida, el Papa reflexionó sobre los testimonios venidos de todas partes del mundo. Citó al padre Matthew, que trabaja en Taiwán, y refiriéndose a la versión del Click to pray en chino, afirmó: “Es bueno saber que los chinos, más allá de las dificultades de otra naturaleza, pueden sentirse verdaderamente unidos en la oración, encontrando en ella un apoyo válido en el conocimiento y el testimonio del Evangelio”, y añadió: “La oración siempre despierta sentimientos de fraternidad, rompe barreras, cruza fronteras, crea puentes invisibles pero reales y eficaces, abre horizontes de esperanza”.
Después se refirió a Marie Dominique que habló de la misión del Apostolado de la Oración en Francia, país donde surgió hace 175 años. “Todos nosotros –dijo el Papa-, pastores, consagrados y fieles laicos, estamos llamados a sumergirnos en la historia concreta de las personas que nos rodean, especialmente rezando por ellos, asumiendo en la oración sus alegrías y sus sufrimientos”.
Cercanía al corazón del Señor
El Papa recordó las palabras de Bettina, procedente de la Argentina: “La cercanía al Corazón del Señor nos impulsa a acercarnos a nuestros hermanos y hermanas con amor, y nos ayuda a entrar en esta compasión por el mundo. Estamos llamados a ser testigos y mensajeros de la misericordia de Dios, a ofrecer al mundo una perspectiva de luz donde están las tinieblas, de esperanza donde reina la desesperación”.
Que los jóvenes oren
A partir del testimonio de la hermana Selam, de Etiopía, que trabaja con los jóvenes del Movimiento Eucarístico Juvenil, el Papa insistió: “Es importante ayudar a las nuevas generaciones a crecer en la amistad con Jesús a través del encuentro íntimo con él en la oración, en la escucha de su Palabra, en el acercamiento a la Eucaristía para que sea un don de amor al prójimo”. Y añadió: “Así descubrirán que la oración no los separa de la vida real, sino que les ayuda a interpretar los acontecimientos existenciales a la luz de Dios”.
Llamaron particularmente la atención del Papa las palabras de Diego, venido de Guatemala, de quien el Papa dijo: “La sabiduría de los ancianos, su experiencia y su capacidad de "razonar" con el corazón, son una enseñanza preciosa para aprender una metodología fructífera en la oración de intercesión”.
Misericordia y bondad de Dios
El Papa agradeció el testimonio del padre Antonio, de Portugal y refiriéndose a lo por él dicho, subrayó: “Es necesario que la misión de la Iglesia se adapte a los tiempos y utilice las herramientas modernas que la tecnología pone a su disposición. Se trata de entrar en las arenas modernas para proclamar la misericordia y bondad de Dios”.
El Papa finalizó sus palabras insistiendo en que la oración dota al cristiano de una mirada de esperanza. Y animó a los asistentes a continuar con su labor porque “ayudan a las personas a tener una mirada espiritual, una mirada de fe sobre la realidad que las rodea, a reconocer lo que Dios mismo obra en ellas”.+
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