El Papa puso en evidencia el hecho de que a cuatro años de la publicación de la encíclica hay más conciencia de la necesidad de cuidar nuestra casa común.
“Estoy pensando en la adopción por muchos países de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas; el aumento de la inversión en recursos energéticos renovables y sostenibles; nuevos métodos de eficiencia energética; y una mayor conciencia, especialmente entre los jóvenes, de las cuestiones ecológicas”, subrayó.
El pontífice detalló los elementos que dificultan la toma de conciencia sobre la importancia del cuido de la casa común: “El mal uso de los recursos naturales y los modelos de desarrollo no inclusivos y sostenibles siguen teniendo efectos negativos sobre la pobreza, el crecimiento y la justicia social; además, el bien común se ve amenazado por actitudes de excesivo individualismo, consumismo y despilfarro”.
“La Laudato si’ no es una encíclica verde: es una encíclica social. No olviden esto”, enfatizó.
Francisco reconoció que ante el tamaño del desafío puede venir la tentación del desánimo, por lo afirmó: "El ser humano, capaz de degradarse hasta el extremo, también puede superarse a sí mismo, volver a elegir el bien y regenerarse, más allá de cualquier condicionamiento psicológico y social que se le imponga".
Ante las dificultades y los enormes desafíos, el Papa afirma que lo que se necesita es una conversión, entendida como “un ‘cambio de dirección’, es decir, una transformación de los corazones y de las mentes”.
Para Francisco, se requiere de “una visión ética renovada que sitúe a las personas en el centro, con la intención de no dejar a nadie al margen de la vida. Una visión que une en lugar de dividir, que incluye en lugar de excluir”.
El Papa aseguró que la ecología integral es un elemento de nuestra identidad de cristianos, de nuestro ser hijos e hijas de Dios, “creado a imagen de Dios y encargado de ser administradores de la tierra. Y añade: “A la luz de esto, la llamada a ser solidarios como hermanos y hermanas y a compartir la responsabilidad de la casa común se hace cada vez más urgente”, porque “La tarea a la que nos enfrentamos es "cambiar el modelo de desarrollo global".
Al final de su discurso, el Papa llamó a los participantes a “contribuir a una profunda transformación en todos los niveles de nuestras sociedades contemporáneas” y los animó “a no perder la esperanza, porque esta esperanza se basa en el amor misericordioso de nuestro Padre celestial”.+
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