Mons. D’Annibale exhortó a la unidad, siguiendo la línea del amor
“Cuando celebramos Pentecostés, celebramos la revelación completa de nuestro Dios. Dios envió a su Hijo al mundo, se encarnó, se hizo hombre, murió y resucitó por nosotros. En el domingo de Pentecostés, nos regala el Espíritu y de esa manera Dios se revela plenamente. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo”, expresó.
“Esto es una revelación de Dios que nosotros aceptamos: estamos hechos a su imagen y semejanza, y eso significa que nosotros tenemos también que mirar a esta Trinidad y vivir de acuerdo a lo que ella nos mueve”, animó.
Una de las características de la Trinidad, detalló el obispo, “es la unidad en la diversidad. Tres personas distintas siempre unidas, tres personas distintas: el Padre no es el Hijo, el Hijo no es el Padre, el Padre y el Hijo no son el Espíritu, ni el Espíritu es el Padre y el Hijo. Tres personas distintas que viven en unidad”.
El obispo consideró que es “un mensaje tan claro y tan hondo para nuestra Argentina de hoy, para este momento en que seguimos escuchando discusiones, temas, y pasar factura uno al otro”.
“Qué difícil se nos hace vivir la unidad a nosotros, los creyentes; y en esto somos creyentes no solamente los católicos apostólicos romanos, creemos en la eternidad también con los evangélicos, los ortodoxos, muchos creemos en este camino de la Trinidad”, reconoció.
En ese sentido, animó: “Tenemos que mostrar fuertemente esta unidad en la diversidad. Somos diversos; pensamos distinto; obramos de distintas maneras; pero tenemos que trabajar por esta unidad y comprender que así estamos hechos a imagen y semejanza de Dios”.
“Podemos y debemos seguir sosteniendo esta línea que es la línea del amor porque es quien mantiene unida la Trinidad: el amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, especialmente el Espíritu Santo que es amor”, exhortó.+
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