En estos términos se dirigió el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, al diácono Santiago García del Hoyo al ordenarlo sacerdote en el obispado castrense.
La santa misa de ordenación presbiteral se celebró el sábado 15 de junio, a las 11, en la parroquia Nuestra Señora de Luján (castrense) en el barrio porteño de Belgrano.
Numerosos sacerdotes concelebrantes signos de fraternidad
Presidió la celebración eucarística monseñor Santiago Olivera, y concelebraron, el vicario general castrense, monseñor Gustavo Fabián Acuña; el capellán mayor del Ejército Argentino, presbítero Eduardo Alberto Castellanos; el capellán mayor de la Armada Argentina, presbítero Francisco María Rostom Maderna; el capellán mayor de la Fuerza Aérea Argentina, presbítero César Lionel Tauro; el capellán mayor de la Gendarmería Nacional Argentina, presbítero Jorge Alberto Massut; el capellán mayor de la Prefectura Naval Argentina, presbítero Diego Julio Tibaldo; el capellán mayor de PSA, presbítero Rubén Darío Bonacina; el vicario judicial castrense, monseñor licenciado José Antonio Passarell; el rector de la catedral castrense, Stella Maris, presbítero Diego Pereyra, y otros capellanes de las Fuerzas Federales de Seguridad y Fuerzas Armadas, todos los cuales sumaban 26 sacerdotes concelebrantes.
"Hoy es un día de mucha alegría para la Iglesia, y sin duda particularmente para la Iglesia diocesana castrense, porque un hijo suyo será ordenado sacerdote para siempre", comenzó su homilía monseñor Olivera, y añadió: "Para un obispo la ordenación de un sacerdote significa un gozo muy grande, renueva en la fe y en la esperanza. Es dar al pueblo que se me ha encomendado pastores para que lo sirvan según el corazón de Jesús. Es prolongar mi vida y ministerio por medio de los ministros consagrados, en este caso prolongar mi ministerio por medio del padre Santiago.
"La presencia de tantos sacerdotes de esta Iglesia diocesana castrense que te recibe -dijo el prelado- es signo de la unidad y fraternidad a la que estás llamado a integrarte y a vivir en ese clima de auténtico hijo y hermano. El vínculo de la incardinación que ya has recibido desde el diaconado no es solo un vínculo jurídico sino un verdadero vínculo de fraternidad. Por Cristo has sido capaz de dejar todo para seguirlo a Él. Y te fuiste preparando para seguirlo en la espiritualidad propia de un sacerdote castrense, ¿qué nos distingue ser castrense frente a otros hermanos sacerdotes?
El Pueblo de Dios necesita sacerdotes discípulos y misioneros
"Nuestra vocación castrense -expresó monseñor Olivera en la parte final de su homilía- será siempre estar allí donde nuestros fieles están. Nuestro ministerio será una llamada a un ministerio artesanal, parecerá poco cada uno, pero cada fiel es el que se nos confía. Y por cada fiel es que entregamos lo mejor y más grande que tenemos, la propia vida, para anunciar el Evangelio, para acompañar, animar, sostener, curar y perdonar, para hacer la Eucaristía, para darles el Pan de Vida y hacernos pan por los hermanos".
"Con los obispos de América Latina te comparto que el Pueblo de Dios necesita presbíteros discípulos que tengan una profunda experiencia de Dios, configurados con el corazón del Buen Pastor, dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración; de presbíteros misioneros movidos por la caridad pastoral que los lleve a cuidar del rebaño a ellos confiados y a buscar a los más alejados predicando la Palabra de Dios, siempre en profunda comunión con su Obispo, los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y laicos, de presbíteros servidores de la vida: que estén atentos a las necesidades de los más pobres, comprometidos en la defensa de los más débiles y promotores de la cultura de la solidaridad. También de presbíteros llenos de misericordia, disponibles para administrar el sacramento de la reconciliación.
El obispo castrense concluyó su homilía encomendando al neopresbítero al santo patrono del clero castrense, San Juan de Capistrano; al santo patrono del clero argentino San José Gabriel del Rosario Brochero; y a la Virgen de Luján, patrona de la diócesis castrense. "Que donde recibís el sacerdocio te dé siempre un corazón dócil para dejarte conducir por el Espíritu, un oído atento para saber escuchar al Señor y una disponibilidad pronta para salir al encuentro de los hermanos".+
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