Francisco pidió rezar para que diera frutos de diálogo su viaje a Turquía




Ciudad del Vaticano (AICA): “Con alegría, deseo recordar el viaje que realicé en Turquía, una tierra tan querida por tantos motivos ligados a la historia del cristianismo”, dijo, esta mañana, el papa Francisco al dedicar la catequesis de la audiencia general de los miércoles a su reciente visita a Turquía, tierra muy querida por todos los cristianos, entre otras cosas por ser el lugar de nacimiento del apóstol Pablo, por haber acogido los primeros siete concilios, y por la presencia, cerca de Éfeso, de la “casa de María”. Al igual que había pedido a los fieles, antes del viaje, que lo acompañasen con la oración, el Santo Padre los invitó esta vez a rezar para que diera frutos de diálogo, tanto en la relación con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes y en el camino hacia la paz entre los pueblos.

El papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a su reciente visita a Turquía, tierra muy querida por todos los cristianos, entre otras cosas por ser el lugar de nacimiento del apóstol Pablo, por haber acogido los primeros siete concilios, y por la presencia, cerca de Éfeso, de la “casa de María”. Al igual que había pedido a los fieles, antes del viaje, que lo acompañasen con la oración, el Santo Padre los invitó esta vez a rezar para que diera frutos de diálogo, tanto en la relación con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes y en el camino hacia la paz entre los pueblos.

Francisco habló en primer lugar de su encuentro con las autoridades, el viernes 29, para agradecerles la atención y el respeto con que lo acogieron. En un país donde la mayoría de la población es musulmana pero la Constitución sanciona la laicidad del Estado, el Papa, recordó que no es la glorificación de Dios sino su olvido lo que engendra la violencia e insistió ante los responsables de la nación en la importancia de que “cristianos y musulmanes se comprometan en la solidaridad, la paz y la justicia” reafirmando la necesidad de que los Estados aseguren a los ciudadanos y las comunidades religiosas la verdadera libertad de culto.


El segundo día, el Papa visitó el Museo de Santa Sofía, la Mezquita Azul y la catedral católica del Espíritu Santo, lugares altamente simbólicos para las diferentes religiones que conviven en Turquía. “Lo hice -reveló- sintiendo en el corazón, la invocación al Señor, Dios del cielo y de la tierra y Padre misericordioso de toda la humanidad”. El centro de la jornada fue la misa en la catedral a la que asistieron pastores y fieles de los diversos ritos católicos en Turquía, junto con representantes de otras confesiones para invocar juntos al Espíritu Santo, “que construye la unidad de la Iglesia: la unidad en la fe, la unidad en la caridad, la unidad en la cohesión interna” para que el Pueblo de Dios, “en la riqueza de sus tradiciones” crezca en la apertura y la obediencia a su acción divina”.


La fiesta de San Andrés Apóstol, patrono de la Iglesia de Constantinopla, el día 30, ofreció el contexto ideal para consolidar las relaciones fraternales entre el Obispo de Roma y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I que renovaron el compromiso mutuo de proseguir el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión entre católicos y ortodoxos y firmaron una declaración común que representa una etapa significativa de ese camino. El Papa manifestó su alegría por haber participado en la Divina Liturgia y por la doble bendición impartida por ambos al final. “La oración es la base -afirmó- de cualquier diálogo ecuménico fructífero bajo la guía del Espíritu Santo”.


El último encuentro de Francisco, del que habló con emoción y dolor, fue con un grupo de jóvenes refugiados de las zonas de guerra de Oriente Medio, huéspedes de los Salesianos. “Fue muy importante para mí conocerlos -dijo- tanto para expresarles mi cercanía y la de la Iglesia, como para poner de relieve el valor de la hospitalidad; un valor con el que Turquía está comprometida”. El Papa agradeció de nuevo al país su labor en este ámbito y elogió el trabajo de los salesianos con los jóvenes refugiados, para pedir después a todos oraciones por los prófugos y los desplazados internos y para que se remuevan “ las causas de este doloroso flagelo”.


“Que Dios Omnipotente y misericordioso -terminó- siga protegiendo al pueblo turco, a sus gobernantes y a los representantes de las diversas religiones. Ojalá construyan un futuro de paz para que Turquía represente un lugar de convivencia pacífica entre religiones y culturas diversas. Y recemos para que por intercesión de la Virgen María, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico y favorezca en la Iglesia el fervor misionero, para anunciar a todos los pueblos, con respeto y con diálogo fraterno, que el Señor Jesús es verdad, paz y amor”.+



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