Mons. Aguer advirtió sobre el ruido y el fastidio que invaden una céntrica plaza platense

Mons. Aguer advirtió sobre el ruido y el fastidio que invaden una céntrica plaza platense

La Plata (Buenos Aires) (AICA): En el artículo “La plaza del ruido” publicado en el diario platense El Día, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, advirtió sobre el ruido, el desagrado y el fastidio que invaden la céntrica plaza Moreno, y sus adyacencias, perturbando incluso el culto en la catedral local. ¨Con frecuencia, la divina liturgia debe ser celebrada allí en medio del estrépito, que penetra a través de las puertas de la catedral y lo invade todo. La perturbación no perdonó ni a la Semana Santa. Especialmente grave fue lo que ocurrió durante la solemne Vigilia Pascual de la noche del sábado; el Lucernario, rito bellísimo que se realiza en el atrio se vio saboteado por una bulla municipal que impedía pronunciar y cantar audiblemente las palabras sagradas¨, precisó.

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, advirtió sobre el ruido, el desagrado y el fastidio que invaden la céntrica plaza Moreno, y sus adyacencias, perturbando incluso el culto en la catedral local.

"A ese ruido oficial o semioficial se suma el atentado nocturno, y hasta la madrugada, de coches que circulan o se detienen en la zona con las ventanillas bajas y la música al máximo volumen. Además, las motos que parecen tirar bombas con sus escapes acondicionados”, subrayó y preguntó: “¿Qué harán esos noctámbulos al día siguiente sino dormir, después de haber impedido dormir a los vecinos?".

En el artículo “La plaza del ruido” publicado en el diario platense El Día, el prelado sostuvo que "no se ve por qué en plaza Moreno deba concentrarse todo lo ruidoso, y a menudo lo que causa desagrado y fastidio. Se realizan también allí ferias y exposiciones muy valiosas, pero desvalorizadas muchas veces por los gritos chillones de locutores y animadores. Mayor molestia causan los frecuentes recitales que duran hasta cuatro o cinco horas, y a deshora".

En relación con el culto, monseñor Aguer indicó que "con frecuencia, la divina liturgia debe ser celebrada allí en medio del estrépito, que penetra a través de las puertas de la catedral y lo invade todo. La perturbación no perdonó ni a la Semana Santa. Especialmente grave fue lo que ocurrió durante la solemne Vigilia Pascual de la noche del sábado; el Lucernario, rito bellísimo que se realiza en el atrio se vio saboteado por una bulla municipal que impedía pronunciar y cantar audiblemente las palabras sagradas".+

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