“El Señor se llama a sí mismo: Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Y es así, Él es compasivo, siempre dispuesto a acoger, a comprender, a perdonar, como el Padre de la parábola del hijo pródigo”, recordó.
El pontífice señaló que el Padre “es misericordioso, tiene literalmente entrañas de misericordia, se conmueve y se enternece como una madre por su hijo, y está dispuesto a amar, proteger, ayudar, dándolo todo por nosotros”.
“Es lento a la ira -añadió- cuenta hasta diez, como decíamos de jóvenes, respirando profundamente, para no perder la calma y soportar, sin impacientarse”.
Asimismo, el Papa precisó que “es rico en clemencia, un caudal inagotable que se manifiesta en su bondad, en su gratuita benevolencia, que vence el mal y el pecado”.
Por último, Francisco sostuvo que el Señor “es leal, es fiel, una palabra --lealtad, fidelidad-- que no está muy de moda, pero Él es leal y es fiel. Su fidelidad dura por siempre, no duerme ni reposa, está siempre atento, vigilante y no permitirá que flaqueemos en la prueba”.
El Papa saludó luego a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. “¡Veo que hay una tropa argentino-uruguaya por ahí!”, exclamó.
“Llenos de confianza en el Señor acojámonos a Él, para experimentar la alegría de ser amados por un Dios misericordioso, clemente y compasivo”, les pidió.
Texto completo de la catequesis según Radio Vaticano
Queridos hermanos y hermanas: Empezamos hoy un ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Biblia con este paso del libro del Éxodo, en el que el Señor se llama a sí mismo: Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Y es así, es compasivo, siempre dispuesto a acoger, a comprender, a perdonar, como el Padre de la parábola del Hijo pródigo.
Es misericordioso, tiene literal-mente entrañas de misericordia, se conmueve y se enternece como una madre por su hijo, y está dispuesto a amar, proteger, ayudar, dándolo todo por nosotros. Es lento a la ira, cuenta hasta diez, como decíamos de jóvenes, respirando profunda-mente, para no perder la calma y soportar, sin impacientarse.
Es rico en clemencia, un caudal inagotable que se manifiesta en su bondad, en su gratuita benevolencia, que vence el mal y el pecado. Y, finalmente, es leal, el Señor es fiel, una palabra, lealtad, fidelidad que no está muy de moda, pero él es leal y es fiel. Su fidelidad dura por siempre, no duerme ni reposa, está siempre atento, vigilante y no permitirá que flaqueemos en la prueba.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. ¡Veo que hay una tropa argentino - uruguaya por ahí!Llenos de confianza en el Señor, acojámonos a Él, para experimentar la alegría de ser amados por un Dios misericordioso, clemente y compasivo.+
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