En las últimas semanas el arzobispo Boutros había firmado una apelación lanzada en la plataforma change.org con la que muchos obispos, religiosos y consagrados católicos, pertenecientes a diferentes Iglesias sui iuris, pedían a la Unión Europea terminar con “las inicuas sanciones contra Siria”. “Sabemos que nadie nos escucha y las personas siguen sufriendo. Ayer también (27 de mayo) -dijo a Fides monseñor Marayati- fue bombardeada nuestra casa de ancianos armenios. Ha muerto una trabajadora que se ocupaba de ellos, y tuvieron que evacuar a 45 personas mayores, que ahora viven en una sala subterránea de la parroquia armenia ortodoxa.
La situación es cada vez peor. Desde los distritos en poder de los rebeldes llegan disparos de artillería lanzados con armas más sofisticadas, que hacen más daño que los proyectiles de mortero de antes. En Alepo no hay tregua. Crece el número de ataques por ambos lados. Y estamos bajo el fuego de los grupos yihadistas”.
“Vista desde la frontera de Alepo, la decisión europea confirma lo que hace tiempo venimos sintiendo muchos obispos y pastores de la región: Si la guerra continúa -expresó monseñor Boutros Marayati- significa que alguien no quiere que termine. En Europa crece la obsesión por los refugiados y las políticas de repatriación. Pero nadie huiría de Siria, si no hubiese una guerra ni sanciones que ayuden a morir de hambre a la gente. Siria siempre ha sido un país que acogía a los refugiados. Si las armas hiciesen silencio, y si se eliminaran las sanciones, aquí a nadie se le ocurriría salir corriendo para irse a vivir bajo la nieve. Pero está claro que hay alguien que no quiere que esta guerra termine. Pedimos las oraciones de todos, para que vuelva la paz, como una gracia del Señor”.+
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