El Papa habló sobre cómo lograr una paz estable y duradera en el país, para lo que pidió a Colombia cambiar "la cultura de la muerte" por la "de la vida". "Se nos exige generar desde abajo un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, responder con la cultura de la vida, del encuentro".
“¡Cuántas veces se ‘normalizan’, se viven como normales, procesos de violencia, exclusión social, sin que nuestra voz se alce ni nuestras manos acusen proféticamente!”, lamentó e invitó a imitar el ejemplo de San Pedro Claver y de los cristianos que se atrevieron a iniciar una corriente contracultural de encuentro.
“En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana”, aseguró.
Francisco condenó con firmeza el narcotráfico, “esta lacra que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos”, y otros dramas como la devastación de los recursos naturales y la contaminación, la tragedia de la explotación laboral, el blanqueo ilícito del dinero, así como la especulación financiera, la prostitución, la trata de seres humanos, entre otros.
“No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella. A este respecto, recordamos a todos aquellos que, con valentía y de forma incansable, han trabajado y hasta han perdido la vida en la defensa y protección de los derechos de la persona humana y su dignidad”, expresó.
“Como a ellos, la historia nos pide asumir un compromiso definitivo en defensa de los derechos humanos”, aseveró y continuó: “Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias”.
“Sólo si ayudamos a desatar los nudos de la violencia, desenredaremos la compleja madeja de los desencuentros. Se nos pide dar el paso del encuentro con los hermanos, atrevernos a una corrección que no quiere expulsar sino integrar, se nos pide ser caritativamente firmes en aquello que no es negociable”, puntualizó. En definitiva, “la exigencia es construir la paz, ‘hablando no con la lengua sino con manos y obras’ (San Pedro Claver), y levantar juntos los ojos al Cielo”, concluyó.+
Publicar un comentario