Mons. Martínez destacó el compromiso social y patriótico de San Luis Rey
Numerosas personas se congregaron ese día a las 10.30 en la intersección de las avenidas Illia y Lafinur, donde –entre cantos y rezos- salió la procesión con las imágenes del santo patrono, el Santo Cristo de la Quebrada y la Virgen del Rosario del Trono.
Al llegar a la catedral, la comunidad diocesana interpretó el Himno Nacional y el prelado sanluiseño les habló a las madres y jóvenes tomando como base la vida de San Luis Rey.
La misa fue presidida por monseñor Martínez y concelebrada por monseñor Jorge Luis Lona, obispo emérito de San Luis, y monseñor Eduardo María Taussig, obispo de San Rafael. Además estuvieron presentes el gobernador de San Luis, Claudio Poggi, junto con su gabinete provincial y el intendente de la ciudad, Enrique Ponce, además de funcionarios municipales, senadores y diputados nacionales, entre otros.
En su homilía, monseñor Martínez recordó que en la provincia la fiesta en honor de San Luis Rey data desde 1700, tal lo atestiguan las actas de la época al narrar cómo se preparaba la comunidad para honrar a su patrono, y aseguró que San Luis siempre dejó su sello en esta tierra puntana. Asimismo, destacó que la fiesta de San Luis Rey está en las raíces de la provincia, y en esas raíces está su intercesión ante Dios Nuestro Señor.
"San Luis, el hombre de su tiempo y el hombre en el tiempo, no sólo de su tiempo sino en su tiempo. Una visión de San Luis, como dice la oración colecta, que él que tuvo encargado del régimen de las cosas temporales, tenía fija su mirada en el cielo. Así interceda por nosotros, para que de las vicisitudes temporales podamos llegar al reino celestial”, señaló.
El prelado explicó que San Luis fue ejemplo de “vivir en el tiempo pensando en la eternidad, que el tiempo se transforme en eternidad y que cada instante de nuestro tiempo fugaz quede fijo en una eternidad sin fin, que da sentido a la vida".
"De San Luis podemos contemplar todos los trabajos de su gobierno. De San Luis observamos su dedicación en todos los niveles de la vida, su oración personal, su visita a los enfermos, a los leprosos, a los que estaban con la peste, su cuidado a los pobres, a su cuidado para embellecer su reino hasta dar la vida, su juventud dedicada para a los demás y su corazón dedicado para Dios", subrayó.
Por último, monseñor Martínez invitó a la comunidad diocesana a imitar a San Luis y exhortó a que su ejemplo “enseñe a vivir en este mundo trabajando y pensando hacia a la eternidad sin dejarnos llevar por las preocupaciones que agobian al mundo de hoy”.+
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