Mons. Zanchetta animó a los catequistas a ser protagonistas audaces de la evangelización
“Pienso particularmente en los que están prestando este servicio de ‘compartir la fe’ en los parajes más alejados, en las zonas fronterizas, en los cerros, en el corazón del monte chaqueño, en nuestras yungas. Dios les pague tanto amor y sacrificio por hacer presente a la Iglesia que como madre quiere educar a sus hijos para darles lo mejor: el tesoro de conocer la persona de Jesús”, precisó en un mensaje.
El prelado también le pidió a los catequistas que “no descuiden su vida espiritual y su formación catequística y pastoral ya que solemos caer en la tentación de creernos que por ser maestros de la fe ya lo hemos vivido todo, y ya lo conocemos todo. Y es precisamente esa tentación la que nos desvía la mirada y volvemos a fijarla en las cosas visibles. Eso empobrece nuestra misión y nos aparta del buen camino”.
“Otra cuestión que me parece conveniente sugerir es precisamente, en pos de un mejor anuncio evangelizador, no perder la conciencia de haber sido llamados a ser discípulos en el seguimiento de Jesús, a quien luego anunciamos fraternalmente enseñando no sólo la doctrina, sino compartiendo aquello que encaminó nuestra vida identificándonos con su proyecto”, recordó y citó un texto de Jorge Bergoglio publicado un año antes de convertirse en el papa Francisco.
Monseñor Zanchetta animó a los catequistas a ser protagonistas audaces “de un nuevo tiempo eclesial donde somos llamados a salir a las periferias de la existencia para anunciar que hay un camino siempre novedoso que es el único que puede conducir a la superación de las desigualdades, a la paz como fruto de la justicia y a la dignificación del ser humano”.
“Ese camino no es otro que el Evangelio de Cristo al cual sólo podremos llegar a comprender escuchando al mismo tiempo sus resonancias en el corazón de nuestro pueblo. Este tiempo viene marcado – según nos insiste el papa Francisco – por una imperiosa necesidad de valorar y apreciar en su justa medida el encuentro y el diálogo entre todos, superando la prepotencia de los indiferentes, a quienes sólo interesa escuchar sus propios monólogos, y apostando, en nuestro caso, a salir al encuentro de la gente con una mano tendida y con la otra portando el Evangelio, como un don para compartir pero siempre aprendiendo juntos”, subrayó.
El obispo también se dirigió a quienes enseñan religión en las escuelas públicas y privadas de la diócesis, al señalarles que “cumplen un rol fundamental en la educación de niños y jóvenes. Por eso no olviden que más allá de una relación laboral con las instituciones educativas los ha de mover siempre la vocación de evangelizadores que no admite sueldos ni retribuciones”.
“Si bien es justo percibir el salario por el trabajo ofrecido, que no sean las cuestiones laborales las que ahoguen el fervor y el entusiasmo por servir a la catequesis porque corren el riesgo de desviarse no de un ideal sino de una altísima vocación”.
Por último, monseñor Zanchetta llamó la atención de todos para que “no falten en nuestros programas catequísticos las necesarias referencias al cuidado de la creación ya que somos fieles custodios de este don precioso que Dios nos ha confiado”.+
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