Mons. Conejero Gallego exhortó a anunciar el evangelio de la paz
“Para que este anuncio tenga fuerza, credibilidad y eficacia es necesario recibir el Espíritu Santo; pues sólo, con la ayuda del ‘Abogado Defensor y Consolador’, se puede vivir fortalecido, con alegría y con paz; y ser, de esta manera, testigos gozosos de Jesús resucitado, quien se entregó por amor a los hombres y murió crucificado”, subrayó.
En el editorial del periódico diocesano Peregrinamos, el prelado sostuvo que “anunciar y ser instrumentos de la paz de Jesús en el mundo es, por tanto, la misión de sus discípulos-misioneros”.
“El Evangelio de Jesús es la Buena Noticia de la paz, porque Él mismo es nuestra Paz ¡Y cuán necesaria y urgente se hace hoy esta tarea!”, agregó.
El obispo formoseño detalló que hay que comenzar por “el propio corazón humano que, con frecuencia, está dividido y abatido a causa de su propia debilidad; pasando, después, a las familias, donde abundan las tensiones en las relaciones e incluso llegan a fracturas, allí donde se debiera dar una sana y feliz convivencia; las desavenencias y discordias”.
“Tampoco faltan en las comunidades y grupos de un mismo país; y no digamos, a nivel internacional, donde, en lugar del respeto a los demás y el anhelo por instaurar la fraternidad universal, los enfrentamientos, violencias, agresiones y hasta las guerras están a la orden del día y desgarran la vida y unidad de la única familia humana”, añadió.
Monseñor Conejero Gallego invitó a que en la vigilia de oración por Pentecostés se pida a Dios por “la unidad de nuestra Iglesia diocesana, y en la que daremos lugar y participación de manera muy especial a nuestros jóvenes, será el momento y la hora propicia para salir de nosotros mismos e ir a las periferias de nuestros pueblos y ciudades proclamando a todos la paz, que es el designio de Dios para todos los hombres de buena voluntad”.
“Queremos experimentar fuertemente la presencia del Espíritu Santo para que, invocándole, infunda sobre nosotros la alegría y la misericordia, la oración y la santidad, el amor a los pobres, la valentía y el coraje, para anunciar y proclamar con toda nuestra vida y todo nuestro ser el Nombre de Jesús, su vida, su entrega generosa y su amor por la salvación de todos los hombres: Su paz”, concluyó.+
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