Monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, azobispo de Corrientes, rezó por los catequistas, los encomendó a María de Itatí y le pidió a San Pío X "que los entusiasme a ser santos y nos enseñe a todos a ser dóciles a las inspiraciones de Espíritu Santo, para que iniciemos a nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos en el camino de la fe, y los acompañemos animándolos con nuestro alegre y valiente testimonio de vida cristiana".
El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, agradeció la misión "oculta y humilde", en la que "no se ven frutos inmediatos, pero con la certeza que nos da nuestra esperanza en la seguridad de Aquél que nos ha enviado". "¡Qué profunda esperanza! es para nosotros descubrir que nuestra vocación brota del mandato del Señor que ha vencido al pecado con su muerte y resurrección", les anunció.
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, recordó a Pio X la catequesis es una de las funciones prinicpales que tiene la Iglesia: es garantizar que la fe pueda ser transmitida . Quiero agradecerles este servicio tran importante que ustedes con generosidad, con entrega, con preparacion, con sacrficio con mucho espiritu de fe realizan cada semana brindando su vida para que nuestros hermanos puedan encntrarse conocer y amar mas profundamente a aquel que nos ha venido a traer la vida plena".
El presbítero Alejandro Puiggari, rector del Instituto Superior de Catequesis Argentino (ISCA), junto con el presbítero Jorge Trucco, director de la Junta Nacional de Catequesis, enviaron un mensaje a los catequistas, "que están en un lugar privilegiado, donde los rostros y las historias se nos hacen cercanas e inspiran los gestos y palabras que encarnan el Evangelio". Pidieron al Señor "que reavive en todos nosotros la llamada a la alegría" y que la Virgen Mardre "nos siga movilizando para ser una Iglesia en salida, que visita, alaba y sirve".
Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, hizo referencia al día del catequista desde la parábola de la levadura, “que a tiene un efecto invasivo y contagioso”, indicó. Y a los catequistas les recordó que “está en juego la vivencia, transmisión y compromiso de la fe en el Dios Uno y Trino. Ser levadura, es decir ‘invadir’ y ‘contagiar’ con el amor del Padre, la misericordia del Hijo y la fuerza del Espíritu Santo es lo más bello y profundo que podemos hacer”.
Monseñor Jorge Vázquez, obispo de Morón, agradeció la misión “de llevar el mensaje de Jesús, el mensaje del Evangelio, el mensaje de esperanza a tantos jóvenes, niños y adultos”, y los convocó especialmente a profundizar la misión y el caminar juntos en esta etapa de la Iglesia “que quiere ser una Iglesia que anuncia la alegría del Evangelio, que comparte con el pueblo sus angustias y alegrías”.
Monseñor Hugo Santiago, obispo de San Nicolás de los Arroyos, les dijo: “Gracias porque siendo creyentes se han comprometido personalmente en un exigente camino espiritual, fundado en la escucha atenta y constante de la palabra de salvación”. Valoró la valentía de cada catequista y les recordó que su misión es “invitar a fijar la mirada en Jesús y a seguirlo, porque sólo él es el Maestro, el Señor, el Salvador. Como el Precursor, el catequista no debe enaltecerse a sí mismo, sino a Cristo. Todo está orientado a él: a su venida, a su presencia y a su misterio”.
Por su parte, monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora, en el encuentro de catequistas que se realizó ayer, lunes 20 de agosto, llamó a los presentes a “trabajar juntos por la vida y en la formación para el amor” y les dijo: “Ustedes tienen la misión de catequistas porque Dios los eligió gratuitamente y les concede esta gracia. Ojalá que nos preparemos bien, que nos actualicemos, pero es gracia del Señor. El testimonio lo damos cuando podemos compartir la Palabra. Somos enviados a compartir el amor de Dios a los demás”, afirmó.
Su auxiliar, monseñor Jorge García Cuerva, brindó una charla en la que destacó: “Somos catequistas por mérito y obra de Dios, no nuestro”, e invitó a “revisar nuestras prácticas y los contenidos de nuestras prácticas catequísticas”.
Monseñor Adolfo Uriona FDP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, en el día de San Pío X, protector y patrono de los catequistas, agradeció la tarea, que es "fundamental en la vida del niño, del adolescente, del joven y del adulto también, porque comparte su fe, que ha sido reflexionada, rezada con los demás. Y al compartir esa fe va creciendo la propia y la del otro", manifestó.
Desde la diócesis de San Isidro, el presbítero José Luis Cote Quijano, director diocesano de catequesis, indicó parafraseando al Papa que “El catequista camina desde y con Cristo y se deja mirar por Él. Cuanto más toma Jesús el centro de nuestra vida, tanto más nos descentra, nos hace salir de nosotros mismos y nos hace ser próximos a los otros”.+
Publicar un comentario