Ante una multitud de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Santo Padre deseó un feliz año nuevo, y destacó la figura fundamental de la Virgen María en la historia de la salvación humana, instando a "fijar los ojos en ella y en el Niño Jesús que sostiene en brazos".
“Ella bendice el camino de cada hombre y cada mujer en este año que comienza, "que será precisamente bueno en la medida en la que cada uno acoja la bondad de Dios que Jesús vino a traer al mundo", afirmó.
En el comienzo del nuevo año, el Pontífice señaló que es la bendición de Dios "la que da sustancia a todos los buenos deseos que se intercambian en estos días".
Además, refiriéndose a la liturgia del día, Francisco recordó la antigua bendición con la que los sacerdotes israelitas bendecían al pueblo: "Que el Señor te bendiga y te guarde. Que el Señor haga brillar su rostro y te dé gracia. Que el Señor te muestre su rostro y te conceda paz"; palabras que cobran un profundo significado teniendo en cuenta que según las Escrituras, "el rostro de Dios es inaccesible para el hombre: nadie puede ver a Dios y seguir vivo".
"Esto expresa la trascendencia de Dios, la grandeza infinita de su gloria. Pero la gloria de Dios es todo Amor, y por lo tanto, mientras permanece inaccesible, como un Sol que no se puede ver, irradia su gracia sobre cada criatura y, de manera especial, sobre los hombres y las mujeres en quienes más se refleja", sostuvo.
Por otra parte, en alusión a la solemnidad de la Virgen María, el Sucesor de Pedro hizo hincapié en la cita bíblica de la Carta de San Pablo a los Gálatas: «Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios se reveló mediante el rostro de un hombre, Jesús, nacido de mujer».
“Aquí volvemos al ícono de la fiesta de hoy, desde donde comenzamos: la imagen de la Santa Madre de Dios, que nos muestra al Hijo, a Jesucristo, al Salvador del mundo. Él es la bendición para cada persona y para toda la familia humana. Él es la fuente de la gracia, la misericordia y la paz”, explicó el Pontífice subrayando que por eso el santo Papa Pablo VI quiso que el primero de enero fuera el Día Mundial de la Paz; fecha que se celebra desde hace 52 años y que en esta edición lleva como tema: "La buena política está al servicio de la paz".
"No pensemos que la política está reservada sólo a los gobernantes: todos somos responsables de la vida de la ciudad, del bien común; y la política también es buena en la medida en que cada uno hace su parte al servicio de la paz. Que la Santa Madre de Dios nos ayude en este compromiso diario", concluyó Francisco.
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