Card. Turkson: Los enfermos de lepra necesitan curación y amor
El mensaje, dirigido a los presidentes de las conferencias episcopales, a los obispos encargados de la pastoral de la salud, a las religiosas y religiosos, a los trabajadores sociales, sanitarios y pastorales, a los voluntarios y personas de buena voluntad, comienza reconociendo que “la comunidad médica y la sociedad han experimentado en los últimos años un gran progreso en el cuidado de las personas que padecen lepra o enfermedad de Hansen”.
Y si bien el diagnóstico ha mejorado y muchos tratamientos son más accesibles que antes, sin embargo, señala el purpurado en su mensaje “desafortunadamente, esta enfermedad todavía afecta principalmente a las personas más desfavorecidas y más pobres”.
Citando al papa Francisco, el cardenal Turkson afirmó que “es importante mantener viva la solidaridad con estos hermanos y hermanas que han quedado discapacitados como resultado de esta enfermedad”, y en tener a Jesús como modelo para este tipo de cuidado. “Lo que movía profundamente a Cristo en el encuentro con los leprosos ahora debe inspirarnos a todos, en la Iglesia y en la sociedad”, afirma el mensaje.
El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recordó el tema de este año para la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra: “Acabar con la discriminación, la estigmatización y los prejuicios”, e indicó que “nos enseña claramente que una de las necesidades básicas en las vidas de quienes experimentan esta enfermedad devastadora es el amor”.
San Damián de Veuster
En su mensaje el purpurado destacó la figura de San Damián de Veuster, que año se cumple el décimo aniversario de su canonización.
“Nacido en Tremelo, Bélgica, en 1840, fue ordenado sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Su celo misionero lo llevó a servir a la aislada comunidad de leprosos de la isla de Molokai en Hawai. Atento a la inspiración de su corazón y a las necesidades de las personas a las que servía, Damián eligió quedarse en la isla y luego también él contrajo la enfermedad. Predicó el Evangelio de la misericordia a una comunidad a la que generalmente uno se dirigía a distancia, mostrando la cercanía de Dios a ‘nosotros, los leprosos’. Murió en la isla de Molokai en 1889, después de 16 años de cuidado compasivo que revelaba el rostro de Cristo a aquellos a quienes servía”.
Por otra parte también recordó que “a la profunda conversión de San Francisco de Asís contribuyó un encuentro lleno de gracia con un leproso. Al final se hizo cargo de esa persona, -el leproso, figura de Cristo crucificado- lo ayudó y lo besó. Cada encuentro auténtico tiene el poder de devolver la vida y la esperanza”.
El encuentro con los enfermos de lepra
El mensaje del cardenal Turkson indica a continuación que hay muchas maneras para facilitar este encuentro con los enfermos de lepra. “Nuestras instituciones médicas y los sistemas locales de asistencia sanitaria, en colaboración con los organismos gubernamentales y las ONGs, pueden ayudar a crear alianzas que tengan efecto a largo plazo en las personas afectadas por esta enfermedad. No será un esfuerzo individual el que consiga la transformación necesaria de quienes luchan contra la lepra, sino un trabajo compartido de comunión y solidaridad”.
“Otro paso fundamental –añadió- en el camino hacia el progreso es la construcción de la conciencia, especialmente en aquellos países donde la lepra es una enfermedad endémica. Aquí, el poder de la educación y la contribución de la academia de las ciencias pueden hacer mucho para asistir a las personas diagnosticadas con lepra a encontrar una solución y ayudar a nuestras comunidades a tender una mano benévola y acogedora. Dios siempre bendice esta colaboración y los beneficios para los enfermos son tangibles.
Por último, las comunidades mismas deben esforzarse continuamente para eliminar la “discriminación, la estigmatización y los prejuicios”, trabajando para lograr la integración completa de la persona en todas sus dimensiones físicas y espirituales”.
“Cuando los leprosos encuentran atención clínica, merecen recibir una mirada de amor, de hermandad y, por lo tanto, también merecen encontrar aceptación social de acuerdo con su dignidad espiritual, así el desarrollo humano integral encontrará su expresión más pura en la curación auténtica”, concluyó.
Por último el mensaje del prefecto expresa gratitud a todos los que trabajan infatigablemente para ayudar a quienes sufren de lepra y brindan un alivio tan eficaz a los enfermos y al apoyo financiero de muchos, junto con las numerosas contribuciones de la ciencia y la investigación también han aportado esperanza y asistencia a muchas personas que padecen esta enfermedad. +
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