Este lugar queda a 298 kilómetros de la capital panameña donde se lleva a cabo la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud, a unas cuatro horas por ruta, y a donde el papa Francisco llegará este miércoles por la tarde.
Hasta allí llegaron 15 jóvenes salteños pertenecientes al Movimiento Palestra, Movimiento Puente, parroquia del Pilar, parroquia Nuestra Señor de Itatí y la Pastoral de Juventud.
Este signo recuerda el realizado por San Juan Pablo II, quien dio origen a las Jornadas Mundiales de la Juventud y, al formularlo el 22 de abril de 1984, hizo un pedido especial: “Queridos jóvenes, al término del Año Santo les encomiendo el mismo signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llévenla por el mundo, como símbolo del amor del Señor Jesús por la humanidad para anunciar a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.
De esta forma hizo entrega de una cruz a los jóvenes, que a lo largo de los años continúa acompañando a las JMJ. “Ahora es el Cristo Crucificado del Milagro el que se transformó en un símbolo de unión entre Salta y el pueblo de Soná, entre Argentina y Panamá, y entre los pueblos hermanos de todo el continente”, destacaron los jóvenes argentinos.
Esta zona humilde de Panamá, en la que la ganadería y el trabajo agrario son el principal sustento económico de las familias, es la que “eligió el Señor del Milagro para quedarse”.
Hace 18 años había llegado hasta allí, llevada por el presbítero Raúl Gabrielli y la hermana Lidia Cristina Walas, una imagen de la Virgen de Luján alrededor de la cual se empezó a construir una capillita.
Con el pasar de los años el lugar y la devoción fueron creciendo, por lo que pensaron que la veneración del Cristo crucificado del Milagro sería un signo de paz, de unidad y de esperanza.
Tras el pedido al arzobispo salteño, y con la participación de los jóvenes que forman parte de la delegación arquidiocesana que vive la JMJ en Panamá se pudo llegar hasta Soná y compartir la vivencia de la fe a través de una procesión y una misa de la que también participó el párroco de San Isidro Labrador.
Alegría, entusiasmo y mucho afecto formaron parte del recibimiento por parte de los habitantes del lugar, principalmente personas mayores y niños.
“Pudimos encontrar a Dios en ellos, somos la misma familia”, manifestó Estefanía Girón, del Movimiento Palestra, al resumir las sensaciones de los jóvenes.
En este sentido, monseñor Cargnello aseguró que “del mismo modo que Juan Pablo II entregó la Cruz, nosotros entregamos a Nuestro Señor del Milagro y les pedimos que lo cuidaran. Y al Señor le pedimos que nos uniera, ya que somos hijos del mismo continente”.
Panamá, tierra de unidad
“Panamá por Dios privilegiada, él te hizo el centro del mundo y todas las razas”, reza un conocido canto católico propio de este lugar.
Es que la ubicación geográfica del país permite pensar en la idea de Panamá como punto de unión entre norte y centro América con América del sur.
No solo en los mapas es punto de unión sino que en estos días es el centro de convergencia de peregrinos de todo el mundo, que movilizados por la fe renuevan su compromiso con la espiritualidad cristiana y la realidad actual.
En este sentido y luego de la entrega del Cristo del Milagro, el arzobispo de Salta expresó: “Es el comienzo de algo nuevo: un nuevo compromiso a favor de la paz, y el compromiso con la amistad social de nuestros pueblos, con la justicia, la fraternidad y la solidaridad”.
El presbítero Gabrielli dijo que “Cristo en Panamá es señal de la unidad latinoamericana, es un pacto de Dios con el pueblo”, y consideró que este gesto permite “unir con la fe a provincias y países, se genera unidad. Una unidad que solo lo puede lograr la fe”.
Rememorar el paso del Señor
Cuando en 1592 el entonces obispo del Tucumán, Fray Francisco de Victoria, envió la imagen de un Cristo crucificado destinado para la ciudad de Salta el paso obligado era Panamá.
De esta forma se podía hacer llegar un encargo desde España al puerto del Callao, donde fueron encontradas las imágenes del Cristo Crucificado y la Virgen del Rosario enviadas por el fraile.
“Para nosotros lo vivido nos enraíza con la historia de la imagen del Señor del Milagro que pasó por Panamá, ruta obligada para llegar al Pacifico y de ahí al puerto de Callao y después a Salta”, manifestó el prelado.
Historia, devoción, fe, unidad, alegría y hermandad fueron solo algunas de las palabras que resonaron en los corazones de salteños y panameños en este día histórico para la devoción del Milagro salteño, pero todo estuvo atravesado por el pacto de Dios con su pueblo: “Nosotros somos tuyos y tú eres nuestro”.
Informes: www.arquidiocesissalta.org.ar.+
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