Recientemente, el Equipo No a la Trata, de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, apeló a palabras del papa Francisco para advertir que “la trata de personas es la esclavitud más extendida en este siglo XXI”.
El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen Organizado (Onudc), confirma la preocupación creciente de la Iglesia por esta forma de esclavitud moderna.
Según el relevamiento de la ONU, las formas más extendidas de explotación humana son la sexual y la laboral, pero hay otras que también vulneran los derechos fundamentales: mendicidad, matrimonios forzados o fraudulentos, tráfico de órganos.
El estudio advierte sobre un aumento en los casos de trata de personas en el mundo. De 2003 a 2016, se informó a la Onudc de 225.000 víctimas de la trata de personas.
El informe fue creado con información de 142 países. Refleja los patrones y los flujos de trata de personas a nivel mundial, regional y nacional y se basa principalmente en los casos de trata detectados entre 2014 y 2016.
El conflicto armado tiene una conexión profunda con la trata de personas y es una nueva forma de esclavitud usada cada vez más por grupos armados en zonas en conflicto para financiarse y atraer a reclutas con la promesa de explotar a mujeres como esclavas sexuales.
El informe señala que los grupos armados utilizan también la explotación como herramienta para infundir terror entre la población y facilitar así su sometimiento.
Además, según el estudio, más del 70% de las víctimas globales de trata son de sexo femenino. De las personas explotadas, 59% son empleadas con fines sexuales y 34% para trabajo forzado.
El 7% restante está dedicado a otras actividades como esclavitud en tareas domésticas o en sectores como la minería y la agricultura o, incluso, son explotadas o sometidas a matrimonios forzosos.
Onudc estimó que la trata es el tercer tipo de crimen a escala global que más beneficios genera para las redes criminales, solo por detrás del narcotráfico y el tráfico ilegal de armas, y las cifras que de ganancias son de decenas de miles de millones de dólares.
La mayor parte de los casos son detectados en los países de origen de las víctimas. Sin embargo, existe un patrón en el que las víctimas se desplazan desde regiones más pobres a otras más con más recursos.
Por regiones, Centroamérica y el Caribe es la zona más afectada, si bien la ONU advierte que las cifras detectadas son solo “la punta del iceberg”, dado que muchas de las víctimas no son detectadas y no todos los países cuentan con los mecanismos adecuados para perseguir este delito.
Naciones Unidas reconoce que en 2009 solo 26 países contaban con instituciones específicas que recopilaban datos sobre trata, mientras que ahora ya suman 65.+
Publicar un comentario