La respuesta de Simón Pedro, cuando Jesús le pide que se dirija nuevamente al mar a echar las redes, explicó el Papa, “es la respuesta de fe, que también nosotros estamos llamados a dar; es la actitud de disponibilidad que el Señor pide a todos sus discípulos, especialmente a los que tienen tareas de responsabilidad en la Iglesia”.
Entonces Francisco se detuvo en el don de la “obediencia confiada”, que “produjo un resultado prodigioso”, “una pesca milagrosa, signo del poder de la palabra de Jesús” porque, “cuando nos ponemos generosamente a su servicio, Él hace grandes cosas en nosotros”, afirmó el Papa.
Luego agregó: “Hoy Jesús nos pide que lo acojamos en el barco de nuestras vidas, que compartamos con él y que naveguemos por un mar nuevo, que se revela lleno de sorpresas”. La invitación de Jesús es a entrar mar adentro “en la humanidad de nuestro tiempo, a ser testigos de la bondad y de la misericordia, que dan un nuevo sentido a nuestra existencia, que a menudo corre el riesgo de aplastarse sobre sí misma”, sostuvo.
Francisco repasó las palabras de Jesús a Simón Pedro: "No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres", y a los presentes les explicó que “si confiamos en Dios, nos libera de nuestro pecado y nos abre un nuevo horizonte: colaborar en su misión”.
Reveló que “el mayor milagro que Jesús realizó por Simón y los demás pescadores decepcionados y cansados, no es tanto la red llena de peces, sino el haberles ayudado a no ser víctimas de la decepción y del desaliento ante las derrotas”.
Al finalizar, Francisco pidió a la Virgen Santa, que fue modelo de pronta adhesión a la voluntad de Dios, “que nos ayude a sentir la fascinación de la llamada del Señor y nos haga disponibles para colaborar con Él para difundir por todas partes su palabra de salvación”, concluyó.+
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