Según la información de la Agencia estatal de Información de Burkina (AIB), los fieles católicos de la aldea de Singa, en el municipio de Zimtenga, después de haber participado en una procesión de su aldea a la de Kayon, fueron interceptados por hombres armados. Los terroristas dejaron ir a los menores, pero ejecutaron a cuatro adultos y destruyeron la estatua.
El 13 de mayo, en el funeral de las víctimas de Dablo, monseñor Séraphin François Rouamba, arzobispo de Koupéla y presidente de la Conferencia Episcopal de Burkina Faso-Níger, hizo un llamado por la paz y la convivencia pacífica. Al funeral asistieron católicos, protestantes, musulmanes y representantes de las religiones tradicionales.
El incremento del terrorismo en Burkina Faso comenzó en abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a la red Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso Tambao, en el norte del país, que aún sigue desaparecido.
Desde entonces, el número de ataques atribuidos al grupo local Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel, al Grupo de Apoyo al Islam y los musulmanes (GSIM), y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS) ha ido en aumento.
La región más afectada por esta creciente inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, siendo un foco habitual de ataques armados y secuestros.
Sin embargo, desde mediados de 2018, la situación del este del país también se ha degradado.
Burkina Faso es uno de los cinco países que componen la fuerza transfronteriza conjunta G5 Sahel -junto a Mali, Mauritania, Níger y Chad- con el objetivo de combatir el terrorismo yihadista en la región.+
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