“Recoger para redistribuir, no producir para dispersar. Desechar los alimentos es descartar a las personas, es la dirección indicada por el Santo Padre en sus palabras. El pontífice advirtió que hoy es escandaloso no darse cuenta de cuánta comida, un bien precioso, termina tan mal”.
El Santo Padre agradeció a la FEBA su trabajo: “Me gustaría darles las gracias por lo que están haciendo: proporcionar alimentos para los hambrientos. No es asistencialismo, quiere ser el primer gesto concreto de acompañamiento hacia un camino de redención” y subrayó que el trabajo que realizan lo hacen desde el silencio comprometido con quienes no tienen algo que comer.
Insistiendo en que “desperdiciar la comida es descartar a la gente”, el papa Francisco advirtió que “en el complejo mundo de hoy es importante que el bien se haga bien: no puede ser el resultado de la improvisación pura, necesita inteligencia, planificación y continuidad. Necesita una visión de conjunto y personas que estén juntas: es difícil hacer el bien sin amarse mutuamente. En este sentido, sus recientes realidades nos llevan a las raíces de la solidaridad en Europa, porque buscan la unidad en el bien concreto: es bueno ver lenguas, creencias, tradiciones y orientaciones diferentes, no para compartir sus propios intereses, sino para velar por la dignidad de los demás”.
“El futuro no se construye buscando ventajas para uno mismo; el progreso de todos crece acompañando a los que están atrasados”, afirmó de manera categórica el Papa.
En su discurso el pontífice señaló la interconexión y frenética prisa del mundo económico de hoy que carece de humanidad. “Me importa una economía que se parece más al hombre, que tiene alma y no es una máquina incontrolable que aplasta a la gente. Son demasiados los que hoy están privados de trabajo, dignidad y esperanza; muchos otros, por el contrario, están oprimidos por ritmos de producción inhumanos, que anulan las relaciones y afectan negativamente a la vida familiar y personal. La economía, nacida para ser ‘cuidado del hogar’, se ha despersonalizado; en lugar de servir al hombre, lo esclaviza, lo esclaviza a mecanismos financieros cada vez más distantes de la vida real y cada vez menos gobernables”.
El Papa finalizó sus palabras invitando a cambiar, a mejorar el mundo: “Es necesario apoyar a los que quieren cambiar para mejor, fomentar modelos de crecimiento basados en la equidad social, en la dignidad de las personas, en la familia, en el futuro de los jóvenes, en el respeto del medio ambiente. Una economía circular ya no puede posponerse. El despilfarro no puede ser la última palabra que dejen unos pocos ricos, mientras que la mayor parte de la humanidad permanece en silencio”.
“Los animo -concluyó Francisco- a seguir adelante, implicando a todos los que encuentren, especialmente a los jóvenes, para que se unan a ustedes en la promoción del bien del mundo.
La Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA) está formada por 224 Bancos de alimentos repartidos en 18 países. Cuenta con más de 6.406 voluntarios en toda Europa. Facilita alrededor de 274.000 toneladas de alimentos con valor de 521 millones de Euros, los que son distribuidos por 25.000 Instituciones Benéficas a más de 4.300.000 personas. +
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