También afirmó que estaba agradecido a su beatitud el Patriarca Daniel, al Santo Sínodo, al clero y a los fieles de la Iglesia Ortodoxa de Rumania, que lo han recibieron fraternalmente. “Que el Señor bendiga esta antigua e ilustre Iglesia y la sostenga en su misión”.
El obispo de Roma aprovechó esta oportunidad para dirigir su saludo “lleno de afecto y de gratitud al cardenal Lucian Mureşan”; a los fieles de la Iglesia Católica, a los obispos, sacerdotes, religiosos y a los fieles laicos de Bucarest y de Iaşi, así como a los numerosos pelegrinos de Şumuleu Ciuc. Y dio gracias al Señor por haberle dado la posibilidad de rezar con todos ellos y animar su “empeño en la evangelización y en el testimonio de la caridad”.
Además, Francisco en Blaj, “tierra de martirio, libertad y misericordia”, rindió homenaje a todos los hijos de la Iglesia Greco-Católica, que desde hace tres siglos testimonian “con ardor apostólico” su fe. Y pidió que “la Virgen María haga extensiva su protección materna a todos los ciudadanos de Rumania que a lo largo de la historia han confiado siempre en su intercesión”. A ella los encomendó a todos y le pidió “que los guíe en el camino de la fe, para avanzar hacia un futuro de auténtico progreso y de paz, y para contribuir en la construcción de una patria cada vez más justa y fraterna”. +
Publicar un comentario