“Conocimos historias semejantes acontecidas con otros jóvenes en situaciones parecidas”, recordó en su columna semanal.
“Vivimos en una sociedad enferma de violencia, aunque nos cueste reconocerlo”, aseveró.
El prelado estimó que “las reacciones espasmódicas de las diversas autoridades que adoptan medidas transitorias pueden ayudar temporariamente”.
Pero consideró necesario “un debate serio respecto de la nocturnidad, el consumo de alcohol y drogas, los derechos de los jóvenes y los negocios montados en torno a la ‘diversión’, sin dejar de lado la corrupción que sumerge en el desamparo”.
“Como expresa la letra de una canción: ‘yo sé que hay caballos que se mueren potros sin galopar’. Nuestra oración por Fernando (Báez Sosa), su familia, sus amigos y los jóvenes”, concluyó.+
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