Mons. Lozano: “Un domingo para todos los días”
“Nuestra fe se ilumina en el diálogo con Dios. No seguimos una corriente filosófica (antigua o nueva) o una revelación privada. Dios habla en la Historia. Así como le habló al pueblo de Israel en su acontecer histórico, Dios es Palabra que se comunica, que entra en comunión con nosotros, también en nuestro camino personal, familiar, social”, subrayó, y agregó: “Es fascinante reconocer que la Biblia contiene la revelación de Dios a su pueblo. ¡Son textos inspirados por el Espíritu Santo!”
El prelado afirmó que el papa Francisco instituyó este día “para que el pueblo crezca en cercanía con la Palabra de Dios, tanto en la oración personal como comunitaria”.
“La Biblia no es un libro más entre otros para quedar guardado en algún lugar de la casa, o que se archiva después de la catequesis de iniciación”, recordó.
“Cuando vivo la fe de manera cómoda, sin cuestionarme nada, ‘sintiéndome bien’, estoy ante un síntoma de que me está faltando apertura del corazón a la Palabra de Dios, un signo negativo que muestra falta de conversión. Los Evangelios nos desinstalan, nos movilizan para dar respuestas audaces a los planteos cuestionadores del mundo”, señaló.
El arzobispo sanjuanino consideró que “en cada comunidad debemos aprovechar para profundizar en el conocimiento y divulgación de las Sagradas Escrituras, pues en ellas encontramos a Cristo verdaderamente. Su presencia salvífica, fuente de gracia, no queda únicamente en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo”.
“La misa tiene dos momentos: la celebración de la Palabra y la Eucaristía, íntimamente unidas entre sí. Ambas se desarrollan en dos mesas ubicadas de modo cercano: el ambón y el altar para tomar el alimento que nos prepara el Señor”, indicó.
“Hay comunidades en distintos lugares del mundo, y también en nuestro país, en las cuales el sacerdote puede llegar de manera esporádica para celebrar la misa. Los demás domingos que no hay misa, la comunidad no se reúne a rezar. El pueblo podría ser alimentado en la mesa de la Palabra, que tiene fuerza propia. Sin embargo, un esquema de atención pastoral centrado en el sacerdote que reza la misa ante la mirada pasiva de los fieles nos ha llevado a depender de los ministros consagrados para alimentar la fe”, reconoció.
Monseñor Lozano reveló que en sus visitas pastorales está pidiendo a los fieles que “se reúnan a rezar en torno a la Palabra de Dios, pudiendo alguno de los ministros extraordinarios designados a tal fin alentar a un momento de oración comunitaria, alabar y bendecir a Dios, y recibir el Cuerpo de Cristo en la Sagrada Comunión”.
“La Palabra de Dios no es alimento de segunda. No acudir a Ella es promover comunidades famélicas al borde de la desnutrición espiritual”, concluyó.+
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