Tener presente a los pobres y buscar siempre incluirlos en toda proyección



Posadas (Misiones) (AICA): “No tiene mucho sentido cuantificar la pobreza, si hay más o menos pobres, sabemos con certeza que los hay; lo importante es que todos, sobre todo la dirigencia social no sólo los políticos, tengamos presente a los pobres en las diferentes manifestaciones y busquemos siempre incluirlos en toda proyección”, reclamó el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, al tiempo que pidió “incluir a los niños desnutridos, a los adolescentes y jóvenes con adicciones que son víctimas de estructuras de corrupción. A nuestros hermanos indígenas que son marginados y manipulados en su pobreza. A los sin un trabajo digno”.

El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, explicó que en la reciente solemnidad del Corpus Christi, celebramos “el don de este alimento, el pan y el vino que se hacen el Cuerpo y la Sangre de Cristo. También el mandato: ‘Denles ustedes de comer’ como un llamado del Señor para que como cristianos experimentamos aquello que dice el lema elegido en esta celebración: ‘Eucaristía: camino de fe y misión de Amor’”.

“Esto implica nuestra responsabilidad cristiana –aseguró- que desde la caridad trabajemos por aquellos que padecen distintos tipos de exclusión, queriendo que replique en nuestro corazón el mandato del Señor: ‘que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos’. Por todos los prójimos, pero especialmente por los más pobres y excluidos. Ellos son nuestros hermanos y queremos tenerlos presente en nuestro corazón”.


El prelado afirmó que “no tiene mucho sentido cuantificar la pobreza, si hay más o menos pobres, sabemos con certeza que los hay; lo importante es que todos, sobre todo la dirigencia social no sólo los políticos, tengamos presente a los pobres en las diferentes manifestaciones y busquemos siempre incluirlos en toda proyección” y pidió “incluir a los niños desnutridos, a los adolescentes y jóvenes con adicciones que son víctimas de estructuras de corrupción. A nuestros hermanos indígenas que son marginados y manipulados en su pobreza. A los sin un trabajo digno”.


Desde la necesaria caridad que alimenta nuestra fe, sentimos el pedido del Señor ‘denles ustedes de comer’. En la celebración del Corpus, en la Eucaristía celebrada, comprendemos con hondura que el ‘amor donado’, es aquello que nos plenifica, humaniza, y presenta la ‘verdadera felicidad’”, concluyó.+


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