Sean mensajeros de la alegría que viene de Dios, pidió el Papa a los artistas itinerantes
Ciudad del Vaticano (AICA): Ustedes son “artesanos de la fiesta, de la maravilla y de lo bello, llamados a alimentar sentimientos de esperanza y de confianza”, dijo este mediodía el papa Francisco a los miembros de la Asociación ANESV (Asociación Nacional Operadores del Espectáculo Itinerante) al recibirlos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico con motivo del 40 aniversario de la actividad de dicha asociación.
El Papa Francisco destacó con gran aprecio el valor social del mundo del espectáculo itinerante, alentando a los representantes de la Asociación italiana que reúne a los que trabajan en este sector ANESV, con dedicación especial a los niños, ancianos y enfermos.
Conociendo las dificultades que afrontan los invitó a no desalentarse, a proseguir su camino, para que “nuestras ciudades no pierdan el gusto de la peculiar belleza de su arte y de su alegría”, sin olvidar su fe y la importancia de la familia:
“El de ustedes es un camino que, gracias a Dios, está iluminado por la fe, una fe que viven sobre todo en familia, y ello es muy importante: la familia en camino con Dios, animada por la confianza en la Providencia”.
Tras desear que puedan encontrar siempre en los lugares a donde van parroquias acogedoras, el Santo Padre recordó su encuentro anterior, en junio de 2016. Y antes de su bendición y de encomendarlos al amparo de María, nuestra Madre, para que los acompañe siempre en su caminar y en los lugares donde se detienen.
Francisco les confesó que prefiere esta forma de arte y belleza artesanal a “la que producen las grandes potencias de la diversión, que resulta algo ‘aséptica’ y poco humana”:
“Les confieso que prefiero la de ustedes, que perfuma mayormente de estupor, de encanto y que sin embargo es fruto de horas y horas de duro trabajo. Un carrusel nunca acaba de maravillar, genera una alegría dulce, en los pequeños y en los grandes. También los grandes vuelven a encontrar la alegría de la infancia, vuelven a las raíces, a la memoria de la infancia.
En efecto, la vocación de la vida de ustedes y de su trabajo es alegría. Pienso que, si nos remontamos al origen de sus ‘caravanas’, encontramos siempre a alguien –un abuelo, una abuela, un bisabuelo- que se apasionó a de ese tipo de espectáculo, y sintió una vocación alegre y por ello estuvo dispuesto a grandes sacrificios. Es una vocación que se vuelve enseguida misión: la misión de ofrecer a la gente, a los niños, pero también a los adultos y ancianos, ocasiones de diversión sana, limpia: diversión sana y limpia, sin necesidad de ir a lo bajo para buscar material de diversión.
Y en esta vocación y misión ¿cómo podría faltar la mano de Dios? Dios nos ama y quiere que seamos felices. Dondequiera que haya una alegría simple, limpia, está su huella.
Por ello, si sabrán conservar estos valores, esta genuinidad y sencillez, ustedes serán mensajeros de la alegría que le gusta a Dios y que viene de Él”. +
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