Concelebraron la Eucaristía el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell, y dos sacerdotes formados en el Seminario, hoy obispos a cargo de sus diócesis: monseñor Jorge Vázquez, obispo de Morón, y monseñor Gustavo Help, obispo de Venado Tuerto; también el rector del seminario, presbítero Daniel Bossio; el vicario general de la diócesis, presbítero Hugo Barrios; y los sacerdotes presentes.
En su homilía, monseñor Lugones dijo que “Dios hace de la cruz, salvación”, por eso “Jesús es crucificado pero está exaltado. Jesús da la vida, pero para dar vida en abundancia”.
Luego habló del sentido de la cruz y del anonadamiento “en aquel que asume esa salvación desde el servicio al pueblo de Dios”: “El sacramento del Orden no es una promoción para sí mismo, sino que la gracia del sacramento es para servir al pueblo de Dios. Jesús va a la cruz para ser exaltado, nosotros como sacerdotes entramos en el misterio del amor del Padre a través de ese corazón abierto. Ahí está la mística: cómo ir descubriendo el amor del Padre a través de ese corazón abierto del Buen Pastor”, indicó.
Bodas de Oro y de Plata
Como es de práctica para la fiesta patronal, el seminario obsequió estolas a los sacerdotes que cumplen o cumplieron 50 y 25 años de ministerio. Entre ellos el presbítero Armando José Germán, que celebrará en diciembre las Bodas de Oro sacerdotales, y el presbítero Juan Carlos Bossio, que celebró en agosto los 25 años de ministerio. El presbítero Oscar Aníbal Casale, hoy sacerdote en la diócesis de Avellaneda-Lanús, también celebró sus Bodas de Plata junto con el presbítero Bossio, pero no pudo estar por cuestiones de salud.
Durante la misa el seminarista Gustavo Oubiña recibió el ministerio del Lectorado.
Mensaje del papa Francisco
En ocasión del 40º aniversario de la creación del seminario “De la Santa Cruz”, el papa Francisco envió un saludo y su bendición para la diócesis de Lomas de Zamora, en especial para sus obispos, formadores y seminaristas.
A los futuros sacerdotes el Sumo Pontífice les dijo “que sigan adelante, que se preparen para ser buenos curas”, y a los formadores, “preparen a los seminaristas para ser buenos curas, cercanos, cercanos al Señor, cercanos a la Virgen y cercanos al pueblo; curas con corazón abierto que sepan acompañar y que tengan mucha paz en el corazón y, sobre todo, curas misericordiosos que no se cansen de perdonar”.+
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