Mons. Cargnello en el Milagro Juvenil: “Que se nos meta en el alma la Patria”
En la noche del viernes, los participantes se congregaron en el anfiteatro del parque San Martín para compartir una noche cultural con artistas invitados. El sábado, las actividades comenzaron después del mediodía en la plaza España.
La propuesta fue celebrar junto a los jóvenes de la arquidiócesis los solemnes cultos en honor del Señor y la Virgen del Milagro de una manera diferente, reconociendo la presencia de Dios, viviéndola en comunión para testimoniar como ‘Iglesia en salida’ la fe, el amor y el servicio.
En ocasión de los 10 años del Milagro Juvenil, el objetivo fue que los jóvenes descubran la presencia de Dios en los momentos de sus vidas para “renovar la historia con Jesús, a imagen de María”.
Participaron miles de jóvenes de diferentes parroquias, colegios, barrios y movimientos juveniles, tanto de la ciudad capital como del interior de la provincia.
La jornada del sábado finalizó con una marcha hacia la catedral basílica que culminó con la adoración al Santísimo y la celebración eucarística de clausura, presidida por el arzobispo, monseñor Mario Antonio Cargnello.
En su homilía, el prelado agradeció el testimonio de fe brindado por los jóvenes en la celebración del Milagro, y recordó la oración del papa Benedicto XVI en Aparecida: “Jesús quédate con nuestros niños y convoca a nuestros jóvenes para construir contigo un mundo nuevo”.
En ese sentido, llamó a la construcción de un mundo nuevo a pesar de la realidad actual, la crisis, la pobreza, los ataques a la Iglesia, los escándalos, y pidió perdón a los jóvenes por los errores cometidos por los curas.
“¿Puedo hablarles de un mundo nuevo en una situación así? Tengo que hablarles de un mundo nuevo porque más allá de nuestra miseria, Él y Ella siempre estarán al lado nuestro. El Señor sigue cumpliendo aquello de que ‘Yo siempre estaré con ustedes hasta el fin de mundo’”, afirmó.
“Tengo que decirles lo que los obispos argentinos dijeron a los jóvenes en Rosario y hemos repetido hoy: ‘Con vos, renovamos la historia’. Porque la solución no la tiene ni una ideología ni la otra, ni un partido político ni el otro, no la tiene ni un Mesías ni otro. El único mesías dio la vida en la Cruz muriendo, no matando; entregando la vida, no trayendo recetas; diciéndonos la verdad: es en el corazón del hombre donde nace el bien y el mal. No hay otra receta. Con vos renovamos la historia”, sostuvo.
“La grieta está en el corazón, cuando no somos capaces de vencer nuestros miedos y cobardías y nos amparamos en juzgar, en insultar, en ningunear. Si no se cambia el corazón, es inútil, seguiremos escuchando cantos de sirenas, nos arrastrarán con eslóganes de moda e ideologías que nos pervierten, que nos hacen creer que tienen razón; pero no daremos lugar a un mundo nuevo”, advirtió.
Finalmente propuso: “Trabajá tu corazón, desnudate delante del Señor y dejá que Él trabaje tu corazón, para que construyamos el mundo nuevo”.
“Que el amor a Dios y a los hermanos sea el motor de nuestra vida, no nuestros caprichos, no nuestras estupideces. Propongámonos construir un nuevo mundo con la fuerza de Dios”, animó.
“Queremos ser una Iglesia libre que pueda hablar libremente, corazón a corazón con cualquiera de ustedes. Una Iglesia de pecadores perdonados, dispuestos a empezar cada día de nuevo. Se trata de construir la civilización del amor y de la vida”, continuó.
Monseñor Cargnello aconsejó también a varones y mujeres que se acepten como Dios los hizo: “No te construyas sino respetando lo que Dios te ha dado, en tu cuerpo, en tu psicología, en tu espíritu. Aceptá tu sexualidad, no para simplemente gozar, sino como camino para darte generosamente y para darte responsablemente.”
“La sexualidad no es la liberación de una necesidad fisiológica, es un don que Dios te ha dado a ti, varón, y a ti, mujer, para que te des todo y toda, hasta poder tener un hijo. No es que la Iglesia desprecia la sexualidad, al contrario, la valora; pero la valora en su dimensión más profunda, en el horizonte que da sentido a la vida del hombre: como capacidad de entrega generosa. Cuando el placer se convierte en el objetivo único, no nos dignifica sino que nos degrada”, advirtió.
“Aceptá y reconocé el amor en el noviazgo. Es hermoso, es la oportunidad para conocerse sin quemar etapas, para ser responsables. Aceptá el amor en el matrimonio, ese es el espacio del don total de la entrega y de la fecundidad”, recomendó. “No sucumbamos a falsas interpretaciones que dejan changos y chicas tirados en las calles los domingos, borrachos o drogados. No nos engañen más”, pidió.
El arzobispo llamó a los jóvenes a reconocer a la familia, comprometerse con el estudio, con la relación fraterna y en la ciudadanía. “Que se nos meta en el alma la Patria, la Argentina y el mundo. Somos constructores del país, no terneros que chupan de la teta del país. Somos responsables”, insistió.
“La justicia como virtud es la base de la justicia social. Si tienen vocación política, juéguense; pero empiecen ahora siendo justos con sus padres, con sus hermanos, con sus estudios, con su trabajo, con su novio o novia, con sus hijos. Si no ¿qué reclamamos?”, planteó, y llamó a ser comprometidos con el trabajo que dignifica, para hacer una Patria mejor.
Para finalizar, recordó que la vida es un llamado. “Dios te ha puesto para que seas alguien, para que transformes tu mundo, tu espacio. Dios te llama para que seas una persona digna, abierta a los demás y solidario. Dios te llama para que seas hermano de los otros, para que seas Su hijo: sea en el matrimonio, en la vida religiosa o que te quiera cura o misionero. ¡Sé un reflejo de Dios! ¡Abre tu corazón para que las cosas cambien! ¡Date cuenta que eres cristiano en medio del desconcierto de un mundo que nos sacudió como trapo viejo esta semana! ¡Acuérdate que eres bautizado!”, exclamó.
“Es Él quien vive en ti. Es Su Sangre la que brota de sus manos atravesadas por sus clavos; de sus pies, de su costado, la que está dentro tuyo. Recuperala por la confesión, si el pecado te hace sentir culpable. Alimentala en la Eucaristía. ¡No bajes los brazos! Lo que vale es tu corazón, es ahí donde nace lo feo, pero también lo más sublime. No aceptemos las propuestas del mundo con ideologías que pasarán. Aferrémonos a lo importante que es amar a Dios y al prójimo, hacer el bien, ayudando al hermano que te necesita”, concluyó.+
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