Mons. Mestre se preguntó: “¿Quién es Jesús para mí?”
Partiendo dee relato evangélico, el prelado marplatense utilizó tres palabras guías para su prédica: “ambivalencia”, “coherencia” y “Jesús”.
Todos participamos de la ‘ambivalencia’ de Pedro
En el primer punto describió como la condición humana nos hace tener la misma ambivalencia que Pedro: “Por nuestra propia debilidad somos un poco ciclotímicos en nuestra vida de fe y vamos de un punto a otro con una cierta ‘esquizofrenia espiritual’”, describió. Evocó todas las veces en las que Pedro tiene esta actitud, el “profesa la fe muy bien con los labios, pero cae por debilidad cuando tiene que llevar eso mismo que profesa a la vida”. Invitó a la comunidad a reflexionar cómo se expresan en la vida propia las ambivalencias de fe.
‘Coherencia’
Monseñor Mestre señaló un segundo punto como “clave” para salir de las ambivalencias de fe: la carta de Santiago. El texto invita a ser coherentes, “a expresar nuestra fe en las obras para que no sea una fe muerta”. Esta característica, dijo, “es un elemento esencial para poder ser una verdadera Iglesia Profética”.
¿Quién es ‘Jesús’ para mí?
La centralidad del Evangelio de Marcos apunta a esta pregunta. Y aunque “parezca obvio para algunos”, mencionó el prelado, en realidad no lo es. Recomendó preguntarse y buscar purificar la imagen del Señor a lo largo de la vida, porque aunque Jesús sea “inmutable”, “nuestra comprensión e imagen de Dios puede ser imperfecta y limitada”, resaltó. Monseñor Mestre indicó que de uno a otro momento, tendremos una “percepción imperfecta” de Dios. Por este motivo, se precisa la “purificación constante”, la cual debe estar sostenida a través de la vivencia de la fe en la Iglesia: “A la luz de la Escritura y la tradición, guiados por el Magisterio de la Iglesia, leyendo la Biblia y con la gracia de los sacramentos crecemos en fidelidad al Dios verdadero, al auténtico, al que supera toda medida humana”.+
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