Mons. Arancedo elogió la tarea del catequista
Monseñor Arancedo invitó a reconocer que el catequista vive una vocación especial. "No es una profesión, aunque deba prepararse y actualizarse, sino un llamado y una respuesta. Solo desde una fe vivida en la comunión de la Iglesia es posible comprender la catequesis como lo que es, una expresión de amor y de verdad", comentó el prelado.
El arzobispo santafesino definió al catequista como "un testigo y maestro en el crecimiento de la fe", y pidió a toda la Iglesia "mantener viva, alentar y cuidar esta vocación".
Monseñor Arancedo propuso una suerte de “pastoral vocacional” que presente la importancia y la espiritualidad de este camino eclesial y que permita conocer la riqueza, la espiritualidad y la alegría de ser catequista.
"La vocación necesita ver y escuchar un llamado. No se trata solo de cubrir un lugar, sino de despertar una vocación que sea fuente de vida y de sentido para quien se siente llamado. En este despertar vocacional tiene mucho valor lo testimonial, pero es necesario, el llamado, la palabra que invita y presenta a la catequesis como un camino de compromiso eclesial de la fe", aseguró.
"Queridos catequistas, quiero hacerles llegar en este día mi palabra de afecto y gratitud y, al mismo tiempo, decirles que vivan su misión con la alegría de saberse amados por el Señor y cumpliendo una de las tareas más noble, importante y urgente en la vida de la Iglesia. Cuando veo un catequista, veo en él a un cristiano comprometido con su fe al servicio de sus hermanos", concluyó el arzobispo.+
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