Mons. Colombo exhortó a seguir por el camino hacia una Iglesia sinodal
“No sólo evocamos a aquel puñado de hombres encerrados por temor y que recibieron el Espíritu de Dios para llevar la Buena Nueva del Reino a todos los pueblos en los primeros tiempos; hoy a nosotros el Señor nos alienta a la santidad para hacer de la Iglesia, entre todos, una comunidad abierta a los desafíos humanos, iluminada con el testimonio de Cristo resucitado”, explicó en una carta pastoral.
El prelado citó algunos párrafos de la reciente exhortación apostólica “Alégrense y regocíjense” (Gaudete et exsultate), en la que el papa Francisco llama a la santidad en la vida cotidiana, y destacó que los cristianos que conforman la Iglesia están llamados a ser “fermento en la masa, sal de la tierra y luz del mundo, comunidad de discípulos-misioneros que seguimos a Cristo caminando juntos (‘sínodo’)”.
Y recordó la enseñanza del pontífice en este sentido: “El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.
“En el camino creciente de una Iglesia sinodal, nuestro estilo de vida eclesial y nuestras propias estructuras pastorales deben reflejar esa comunión en la misión para que, impulsados por el Espíritu Santo, anunciemos a Jesucristo y sirvamos a los hermanos a partir de la escucha atenta de la Palabra de Dios, el discernimiento de los signos de los tiempos y la puesta en común de miradas y criterios, animados por la responsabilidad de quien ejerce con caridad el servicio de la autoridad”, afirmó.
El obispo riojano pidió especialmente a los párrocos, “la consulta y el fortalecimiento de los Consejos Pastorales allí donde están funcionando o su constitución y convocatoria donde aún no hubieran surgido hasta ahora” y puntualizó que las reuniones y actividades de estos consejos “van más allá de la organización de la novena parroquial o los compromisos celebrativos de un tiempo litúrgico”.
“Un Consejo de Pastoral -detalló- es una caja de resonancia de toda la vida de la comunidad, de las familias y los distintos estados de vida, de los grupos y actividades que la integran. Hace memoria permanente del camino recorrido y se propone el itinerario de la fidelidad al Plan de Dios para esa comunidad, en sintonía vital con toda la Iglesia, universal y diocesana”.
“Esta dimensión sinodal de la Iglesia debe hacerse visible también en los decanatos, los consejos y las comisiones diocesanas. Veo con alegría, entre nosotros, el fortalecimiento de las reuniones ampliadas de los decanatos, donde con la participación de sacerdotes, laicos y consagrados, se van dando pasos de una gran riqueza eclesial”, agregó.
Monseñor Colombo consideró que la reciente Asamblea diocesana de Cáritas “de tan nutrida y valiosa participación”, las constantes reuniones y asambleas de la Pastoral Juvenil diocesana “tan perseverantes y creativas”, y los encuentros de la Mesa de Pastoral Social presente en distintos campos de la realidad de esta jurisdicción eclesiástica, “hacen ver la posibilidad concreta de caminar juntos y profundizar la eficacia testimonial de una Iglesia en salida”.
“El Consejo Presbiteral y el Consejo Diocesano de Pastoral son un don muy importante para mi servicio como pastor de la Iglesia diocesana. Valoro la participación de sus miembros que muchas veces deben trasladarse con gran sacrificio por la distancia o postergar importantes ocupaciones, para aportar con las observaciones y experiencias de sus comunidades de origen a la edificación de esta Casa de los hermanos que es nuestra Iglesia diocesana”, concluyó.+
Texto de la carta pastoral
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