El Santo Padre improvisó un discurso en el que les agradeció por la enorme labor que realizan, promoviendo a la familia como “el eje del proyecto de Dios”, tal y como se demuestra a lo largo de toda la historia de la salvación: “por un misterioso designio divino, la complementariedad y el amor entre un hombre y una mujer, los convierten en cooperadores del Creador, el cual les confía la tarea de traer a la vida “nuevas creaturas”, tomando la responsabilidad de su crecimiento y educación”, dijo el pontífice.
En alusión a la grave crisis por la que atraviesa la familia, entendida como estructura social básica y como célula principal del cuerpo que conforma la sociedad actual, el Papa señaló que esta disfunción es fruto de las lógicas individualistas y egoístas impuestas por el mundo de hoy, que a menudo no encuentra sentido en la belleza de los lazos estables, en el compromiso con las personas, en el cuidado de los demás sin poner condiciones; no asume responsabilidades en favor del otro porque no aprecia el don de la gratuidad ni el de la entrega de uno mismo.
El Santo Padre continuó explicando que resulta difícil, en algunos contextos, comprender el valor de la familia y se acaba concibiéndola según esas mismas lógicas que privilegian al individuo, en lugar de las relaciones y el bien común.
Y todo ello, sin embargo, en medio de una crisis económica que ha afectado a tantos países en los últimos años, y en la cual se ha demostrado que la familia es el amortiguador social más potente, capaz de redistribuir los recursos según la necesidad de cada uno.
Por otra parte, Francisco destacó que el principal interés de las instituciones civiles debería ser el desarrollo y la promoción de las familias; ya que, quien aprende a vivir relaciones auténticas en el ámbito familiar, tendrá mayor capacidad de aplicar estas habilidades en otros contextos como la escuela, el trabajo, la comunidad, el grupo de amigos, etc.
Y para alcanzar este objetivo de fortalecer la familia, Francisco propuso utilizar el instrumento del diálogo y la sensibilización, por medio de la construcción de relaciones emocionales y espirituales profundas entre sus miembros.
Un trabajo que, precisamente, lleva adelante este Foro desde hace 25 años, en los cuales han realizado numerosas iniciativas estableciendo una red de confianza y colaboración con diversas instituciones civiles.
Por último, el Santo Padre exhortó a los participantes, a continuar con esa obra siendo promotores de propuestas que muestren la belleza de la familia, y que en cierto modo “obliguen debido a su convicción”, a reconocer su importancia y su preciosidad en cada sociedad.+
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