Mons. Mestre invitó a “darle valor a lo pequeño de cada día”
Sus habituales tres puntitos los resumió en: el ritmo del crecimiento, el poder de lo pequeño, y la importancia de comprender las parábolas.
El ritmo del ‘crecimiento’
Asemejó monseñor Mestre la dinámica de crecimiento de la semilla con la del Reino de Dios y afirmó: “El crecimiento no se puede explicar con las categorías humanas. Dios tiene un ‘calendario’ que los seres humanos no podemos ‘manipular’.” Contempló en la parábola a Dios como “actor principal”, donde todo lo demás es “gracia”, según los tiempos de crecimiento. “Ante un mundo exitista y ‘eficientista’ que confía solo en lo visible y en nada más que las fuerzas humanas, esta parábola aporta mucha luz y sentido”, sentenció.
El poder de lo ‘pequeño’
Citó aquí la parábola del grano de mostaza como “lo ‘aparentemente pequeño’, que en Dios esconde un potencial inconmensurable.” Esto queda evidenciado entre la semillita de mostaza, sumamente pequeña, y el árbol que genera, de hasta unos tres metros de altura en la Palestina de Jesús. Destacó la importancia de “darle valor a lo pequeño de cada día”, a los “pequeños gestos de bien”, a los “pequeños pasos de crecimiento”, a las “pequeñas actitudes auténticas”, que a la larga revelan grandes cambios. Y señaló esta actitud como “la dinámica del Reino: valorar el poder de lo pequeño a lo grande”.
‘Comprender’ las parábolas
En este punto, se detuvo el prelado en “el genio pedagógico del Señor, que cuenta, narra, describe, acerca, provoca sin definir de forma cerrada nada”. “La parábola aclara y oscurece a la vez, revela y también oculta”, señaló y marcó como desafío el de ‘comprender’ “la novedad del Reino que Él mismo es e inaugura”. “El Reino no se define sino que se describe con imágenes diversas en las distintas parábolas,” indicó e invitó a la comunión con el Señor para poder alcanzar esta virtud.+
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