La justicia es una “virtud cardinal”
"La justicia -les dijo el Papa-, es una virtud cardinal, porque indica la justa dirección, mientras que sin justicia toda la vida social permanece paralizada”. Mientras la promoción de los valores constitucionales, la vigilancia sobre las reglas democráticas, y el servicio al bien común son los deberes importantes del magistrado, que es un interlocutor privilegiado para los órganos legislativos del Estado precisamente para el conocimiento directo de la vida de los ciudadanos.
Justicia para determinar la verdad
En un mundo desbordante de información, donde la verdad es a menudo falsificada, "hay que ser el primero en afirmar la superioridad de la realidad sobre la idea", dijo Francisco citando su exhortación apostólica Evangelii gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, y subrayó las lagunas legislativas entre "la verdad que es" y "la idea que se elabora".
Lagunas legislativas
El Papa recordó que los jueces encuentran mil dificultades en su servicio diario, obstaculizadas por la falta de recursos para el mantenimiento de las estructuras y la contratación de personal, por la creciente complejidad de las situaciones jurídicas, por la superabundancia de leyes, por el conflicto entre diferentes leyes, antiguas y recientes, nacionales y supranacionales. A estos obstáculos, observó, se añaden las lagunas legislativas.
Lagunas legislativas en algunas cuestiones importantes, incluidas las relacionadas con el comienzo y el final de la vida, el derecho de familia y la compleja realidad de los inmigrantes. Estos asuntos críticos requieren que el magistrado asuma una responsabilidad que va más allá de sus deberes normales, y que observe los acontecimientos y se pronuncie sobre ellos con mayor precisión.
Justicia en el respeto de la dignidad
Al hacer justicia se toca la carne viva de la gente, y de las personas más débiles, recordó el Papa. De ahí que el veredicto de un tribunal puede ser un alivio o un consuelo, al igual que también puede herir o discriminar. En su manera de administrar la justicia, el magistrado siempre debe tratar de respetar la dignidad de cada persona, con una mirada de bondad, casi misericordiosa, que favorezca la búsqueda de la verdad de una manera más auténtica.
Los magistrados son modelos para los ciudadanos
Francisco concluyó destacando que el elevado afán moral, expresado con claridad en su Código Ético, anima siempre su acción, porque son mucho más que funcionarios, y afirmó que los jueces son modelos para todos los ciudadanos, en especial para los jóvenes. Modelos que incluso han dado su vida por su fidelidad al valor primario de la justicia.+
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