Los obispos del tercer grupo recorren los Consejos Pontificios

En el marco de la visita ad límina apostolorum, los obispos argentinos de las regiones NOA, Centro, Cuyo y Patagonia, que integran el tercer y último grupo, visitaron en la tarde del 14 de mayo el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Secretaría para la Comunicación.

Monseñor Pedro Torres, obispo auxiliar de Córdoba y presidente de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y otras Religiones; y monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco y presidente del Consejo Pastoral para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables, compartieron la importancia de esta visita, destacando la posibilidad de profundizar la tarea que la Iglesia viene realizando.

Monseñor Torres compartió lo vivido en el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, donde fueron recibidos por su secretario, monseñor Brian Farrell. “Hemos dialogado sobre el Congreso Judío que se realiza cada dos años, dado que el diálogo interreligioso con el judaísmo depende de este Consejo”, expresó. “Acompañado por monseñor Juan Usma, nos contaron sobre el trabajo del Pontificio Consejo se encuentra organizado en diversas secciones. Entre ellas, dialogamos sobre la tarea que se está haciendo en Oriente, en las diversas instancias que se han vivido durante estos años con las Iglesias orientales y con las Iglesias ortodoxas. Profundizamos sobre los avances positivos y procesos de reconstrucción del diálogo que se había visto debilitado. Destacamos la tarea del cardenal Walter Kasper, quien durante seis años ha realizado un importante trabajo de acercamiento”, detalló.

“Sobre la Iglesia en Occidente, abordamos el camino del diálogo que se viene haciendo con anglicanos, luteranos, en ocasión a los quinientos años de protestantismo que se experimento el año pasado y cómo en esta instancia ha sido muy importante lo que se llama la purificación de la memoria; una actitud en el diálogo que implica superar los prejuicios y preconceptos que tienen los católicos sobre los luteranos y los luteranos sobre los católicos. Esta instancia de purificación de la memoria fue parte de los momentos de diálogo, lo que ha sido un aporte sumamente interesante”, continuó.

“Conversamos sobre el Pentecostalismo en sus diversas instancias y en su proceso histórico que muestra un fenómeno espiritual y de misión de todos los pentecostales que tienen diversas configuraciones en sus movimientos y nuevas realidades pentecostales. Asimismo, las nuevas denominaciones y experiencias que se tienen que trabajar desde las mismas comunidades parroquiales, reconstruyendo la unidad desde las bases, desde este diálogo también con el mundo carismático – católico”.

“Hemos tenidos la oportunidad de realizar preguntas y compartir sobre la tarea que realizamos en la Iglesia en la Argentina. Monseñor Farrell se ha mostró entusiasmado por la vivencia de la 'Semana de la Unidad de los Cristianos' al igual que por la presencia de las distintas realidades de las diócesis argentinas y por el transitar en este caminar juntos en búsqueda de la unidad”, concluyó.

Monseñor Buenanueva, por su parte, comentó lo sucedido en su paso por la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuya visita realizaron en la mañana del martes, donde fueron recibidos por el cardenal prefecto Luis Ladaria y sus colaboradores más cercanos. “Pudimos poner sobre la mesa diversos temas que traíamos, sobre todo en la transmisión de la fe en los contextos actuales, pero buena parte de nuestro diálogo se centró en el tema delicado y grave de los abusos sexuales, porque la Congregación de la Fe tiene un campo específico en esta delicada problemática”.

“El abuso sexual de menores es uno de los delitos más graves para el ordenamiento jurídico de la Iglesia. La Congregación es competente cuando la víctima es un menor de dieciocho años o un adulto que tiene un defecto habitual en el uso de la razón y el abusador es un clérigo, vale decir, un presbítero, un sacerdote o un diácono. Cuando el abusador es un obispo, esa competencia pasa a la Congregación de los Obispos”, explicó.

“Pudimos hablar con mucha franqueza, abordando varias aristas de esta delicada problemática, como la competencia que tenemos los obispos, cómo tenemos que afrontar las denuncias, cómo preparar las investigaciones, cómo siguen aquí en la Santa Sede los procesos, cómo se debe trabajar en el contacto con las víctimas".

“La Iglesia está enfrentando la problemática del abuso con gran decisión, pero también en toda su complejidad. No solamente los menores o adultos con defectos habituales en el uso de la razón; pueden ser víctimas de abuso también lo que hoy denominamos 'adultos vulnerables'. La semana pasada la Santa Sede ha dado nuevas normas para afrontar, entre otras problemáticas, ésta”.

“El tema del abuso es muy complejo por lo que la respuesta de la Iglesia debe darse a diversos niveles”, consideró. En ese sentido, detalló: “Profundizamos sobre el concepto de 'adulto vulnerable'. Son los adultos que no necesariamente de modo habitual se encuentran en situación de vulnerabilidad; sino que nos referimos a personas que ocasionalmente pueden ser vulnerables y por lo tanto ser víctimas de abuso, hombres o mujeres. En este aspecto la Iglesia ya tiene previstos mecanismos para atender a estas problemáticas”.

“Subrayamos que a nadie se le puede imponer silencio para no denunciar ante la justicia del Estado, y cómo la Iglesia tiene que cooperar con la justicia ante la investigación de estos delitos gravísimos, problemas que sabemos están en la Iglesia pero que son más amplios en toda la sociedad, por eso la respuesta que da la Iglesia, por lo que la Iglesia significa en su rol y misión, también hace mucho bien a resolver o afrontar esta problemática que está presente en toda la sociedad”, señaló.

“Hemos tenido un amplio e importante diálogo. Planificamos algunos puntos. Nos dimos cuenta que como Iglesia estamos caminando juntos en una respuesta, en articular cada vez mejor una respuesta clara, contundente, que haga verdad a estas problemáticas, que haga justicia pero que también se haga cargo de las dimensiones profundamente humanas que tiene esta problemática. En este sentido nosotros nos damos cuenta que las normas son claras, cada vez más firmes; pero tiene que darse un profundo cambio de mentalidad”, aseguró. “Por ejemplo, las normas nuevas han establecido con gran claridad que todos los católicos tenemos el deber, ante una noticia sobre alguna de estas situaciones y de la comisión de algunos de estos delitos, debemos informar a la autoridad eclesiástica para que actúe inmediatamente. Prima el bien superior de la víctima y la Iglesia tiene que dar los pasos claros y transparentes para afrontar esta problemática también, como mencionaba anteriormente, cooperando con la justicia del Estado según las normas de cada país”, concluyó.

Este miércoles, los obispos argentinos visitan la Congregación para el Culto Divino, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Integral Humano y la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Por la tarde, a las 17 de Roma, los obispos peregrinaran a la archibasílica de San Juan de Letrán, donde presidirá la Eucaristía monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y concelebrará la totalidad de los obispos de este tercer grupo.+

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