En primer lugar, señaló, los obispos participaron en horas de la mañana, de la celebración de la Eucaristía en la tumba del apóstol San Pedro. “La misa estuvo presidida por monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Argentina, y concelebraron todos los obispos de este grupo, más sacerdotes argentinos que residen en Roma”, detalló.
“Monseñor Colombo, en la misa, animó a los obispos a renovar profundamente la fe, a encontrarse con el Santo Padre y poder también renovar el ministerio episcopal. Un momento muy emocionante fue cuando, al culminar la homilía, monseñor Colombo leyó un poema escrito por el beato mártir Enrique Angelelli en ese mismo lugar, en esa capilla, cuando él estaba en Roma. Un momento de muchísima intensidad y emoción vivida en la Eucaristía”, relató.
“Después los obispos se dirigieron al Palacio Apostólico donde se encontraron con el Santo Padre, donde recibió (como lo hizo con cada uno de los grupos de esta visita ad límina) a los obispos uno por uno para saludarlos, darles un abrazo, preguntándoles por cosas que tenían que ver directamente con la vida de los obispos, mostrándose el Santo Padre muy atento y muy cercano a los pastores de su patria”, señaló.
“El clima de la reunión fue de mucho diálogo y fraternidad, como han expresado los obispos, especialmente monseñor Jorge Lozano. La sinodalidad de la Iglesia, el diálogo pastoral y el acompañamiento de las diversas voces de las comunidades fueron algunos de los temas que más presentes estuvieron en la charla del Papa con los obispos”, destacó.
“Francisco alentó a los obispos también a escuchar y dedicar tiempo a los más necesitados, a acompañar a los jóvenes, a unir como pastores a nuestra Argentina, y especialmente poner el servicio espiritual y pastoral en función de la unidad de todos los fieles y de todos en nuestro país”, añadió.
En cuanto a la tan esperada visita del Santo Padre, el presbítero comentó que “los obispos le expresaron al Santo Padre el deseo de que visite la Argentina, y el Papa expresó su deseo de ir”, por lo que “esto queda abierto para poder concretarlo cuando él así lo disponga”.
“Así como lo hizo con todos los grupos, el Papa insistió a los obispos en ser hombres de oración. Cada uno de los obispos agradeció profundamente al Papa, que los despidió con una bendición a cada uno, donde pudieron sentir una vez más este confirmar su fe y poder renovar el ministerio apostólico”, concluyó.
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