Buenos Aires: “Que realmente nos sintamos testigos”
El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, presidió la misa de Pentecostés en la catedral metropolitana de Buenos Aires. En su homilía, señaló: “Este día es Pentecostés, cerramos así el tiempo sagrado de la Pascua. Para nosotros es un tiempo en que fundamentalmente nos preparamos a que el misterio pascual sea el eje central de nuestra vida. Y es a su vez la fiesta de la Iglesia, porque en este día, con la venida del Espíritu Santo, la Iglesia adquiere esa dimensión que tanto el papa Francisco insiste: la dimensión misionera, el envío al mundo entero.
“En la cruz, Jesús entrega su Espíritu, pero ese Espíritu volverá sobre los apóstoles y completará la dimensión misionera de la Iglesia”, explicó. “La vocación de la Iglesia, el ser de la Iglesia es ser misionero. Cada cristiano tiene vocación misionera por obra del Espíritu que ha recibido. Entonces en este día le pedimos que realmente nos sintamos testigos”, rezó.
Rosario: “Llenos de fuerza para dar testimonio de Jesús”
“Nuestro Señor Jesucristo ha cumplido su obra redentora, ha muerto en la cruz, ha resucitado triunfante al tercer día y nos libera así del pecado de la muerte y realiza la obra de la redención. Él ha vuelto a los cielos y desde allí, con el Padre, nos envía el Espíritu Santo. Y Cristo resucitado y ascendido al Cielo junto al Padre, nos garantiza la efusión perenne del Espíritu Santo sobre la Iglesia y el mundo entero”, afirmó monseñor Eduardo Martín, arzobispo de Rosario.
“Nos estamos preparando estos días para recibir al Espíritu Santo, para que acontezcan en nuestra vida personal, en nuestra vida de comunidad, de familia, en nuestras comunidades parroquiales, en nuestras comunidades escolares, en todas nuestras comunidades una efusión del Espíritu Santo, es decir, un derramamiento del don de Dios altísimo y don que nos llena de vida”, expresó.
Finalmente, deseó “que nos preparemos con un corazón realmente deseoso de recibir el Espíritu Santo, abierto a todo lo que el Espíritu quiere hacer en nosotros para transformarnos cada día más en cristianos llenos de gozo y de alegría, llenos de fuerza para dar testimonio de Jesús”.
Avellaneda-Lanús: “Sean locos por el Señor”
En su homilía, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, pidió: “Que el Espíritu Santo nos enseñe y nos haga ver un mundo de mucha riqueza, un mundo que ya es eterno y que ya está presente en medio de nosotros. Por eso hay ‘gente loca’ que sigue al Señor porque Dios es Dios; ustedes también, en sus realidades, sean ‘locos’ por el Señor y no tengan miedo a que se burlen, a que los discriminen, a que les pongan etiquetas o a que los persigan. Si tienen raíces van a ser fuertes, van a tener consejo, van a tener temor de Dios, van a vivir en la piedad, van a ser inteligentes y sabios, sabios para vivir, sabios para invitar y sabios para testimoniar.
San Isidro: “Que el Espíritu nos ayude a escuchar”
El obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Guillermo Caride, afirmó: “Este Espíritu Santo rejuvenece a la Iglesia, este Espíritu Santo engendra lo nuevo en el corazón de cada uno de nosotros”, y añadió: “Lo nuevo es lo que nos ayuda a abrir nuestra mente; es lo que nos ayuda a que nuestro corazón se expanda, se agrande; lo nuevo nos ayuda a que seamos más cercanos a aquel que está lejos, a aquel que está sufriendo, que seamos cercanos al pobre”.
En ese sentido, pidió al Espíritu: “Que nos ayude a escuchar, a saber ver lo nuevo que Él está sembrando en nuestro corazón y en el corazón de la Iglesia”.
San Martín: “Escuchar fuertemente la moción del Espíritu en el corazón”
En su reflexión sobre Pentecostés, el obispo de San Martín, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, animó: “Los invito a vivir fuertemente este día de Pentecostés, a cerrar este tiempo pascual con mucha alegría y a comprometernos y dejar que el Espíritu movilice nuestros corazones”.
“El Espíritu Santo siempre te va a movilizar a salir, siempre te va a inspirar esa palabra, ese gesto, y te va a dejar la libertad, porque sos libre de llevarlo”. En ese sentido, animó a escuchar fuertemente la moción del Espíritu en el corazón y en la vida, con confianza y con alegría. “Que el Señor te llene de esta esperanza y de esta fortaleza y que la puedas vivir hondamente, fuertemente en tu corazón”, deseó.
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