“Así se pone de manifiesto que son inseparables el testimonio de la propia fe y la solidaridad fraterna de los cristianos. El Espíritu Santo nos lleva a compartir la buena noticia del Reino de Dios y también nuestros bienes en favor de los más necesitados”, subrayó en su carta pastoral de Pentecostés.
“La alegría de Pentecostés enciende nuestros corazones en el seguimiento del Señor, para amar según su corazón y entregarnos a los hermanos. Lejos de dejarnos con la engañosa sensación de ‘haberlo hecho todo’, nos pide vivir nuestra identidad cristiana con entusiasmo misionero y preguntarnos cómo llevar el Evangelio a quienes no lo conocen para ayudarlos a dejarse iluminar por la Palabra y los gestos del Señor”, agregó.
El mensaje del prelado mendocino lleva por título “Compartir transforma vidas”, precisamente el lema de la Colecta Anual de Cáritas que se desarrollará este fin de semana en todo el país, y está dividida en tres conceptos “Juntos seguimos caminando”, “La caridad de Cristo nos urge” y “Los cristianos y el bien común”.
Tras pedirle a los párrocos que realicen un encuentro decanal y convoquen a los consejos pastorales y de asuntos conómicos, anticipó que en la Jornada de Evaluación Pastoral de setiembre prevé poder presentar el Consejo de Pastoral arquidiocesano.
El arzobispo explicó también el sentido profundo de la Colecta Anual de Cáritas y recordó que lo recaudado se divide en tres partes iguales, distribuyéndose cada tercio en Caritas parroquial, en Caritas diocesana y en Caritas Nacional”.
“En nuestra diócesis, además de las distintas emergencias, hemos considerado de suma importancia acompañar las necesidades apremiantes que sufren muchas familias que tienen alguno de sus miembros en la cárcel y viven horas de angustia e incertidumbre a causa de tantas necesidades elementales insatisfechas”, puntualizó.
Asimismo, invitó a los mendocinos a “participar activamente de este Pentecostés de la Esperanza y la Caridad, que es la Colecta anual de Cáritas” y completó: “Seamos testigos de la generosidad de Dios con nosotros, para poder asistir y ayudar a nuestros hermanos más pobres”.
Al referirse al año electoral en el país, monseñor Colombo compartió el deseo que el papa Francisco expresó en la reciente visita ad límina de los obispos argentinos: “Pedimos a Dios que ilumine a quienes sean candidatos en las próximas elecciones de autoridades nacionales, provinciales y municipales, para que generosa y creativamente busquen y propongan las mejores soluciones, urgentes y efectivas, que salgan al encuentro de las necesidades de los más frágiles para asistirlos en la emergencia y promoverlos en su plena dignidad”.
“El dinamismo testimonial de Pentecostés nos impulsa a participar de la vida política de nuestra sociedad, cada uno según su estado de vida. Un atento seguimiento de las propuestas de partidos y candidatos, nos tiene que llevar a optar inteligentemente. En general vemos nombres de candidatos y frentes electorales, pero no se presentan consistentemente sus plataformas, empobreciendo notablemente la calidad de nuestras elecciones y dejándonos muchas veces a merced de improvisaciones y cambios sorprendentes en las opciones de los dirigentes”, sugirió.
El prelado mendocino precisó que “concretamente, los cristianos proclamamos y defendemos el valor de la vida y la dignidad integral de todas las personas, desde su concepción en el vientre materno hasta la muerte natural” y completó: “Esto implica no sólo actuar como creyentes en el ámbito de la discusión siempre pendiente sobre la legalización del aborto, sino también nos pide participar activamente en la discusión de políticas públicas relacionadas con la vida de los pobres, las familias, los jubilados, los excluidos por una sociedad que los descarta irresponsablemente”.
Monseñor Colombo invitó a pedir al Espíritu Santo que “anime nuestra participación, más allá de las elecciones, sin distraernos ni permanecer indiferentes ante los grandes temas de la vida social y política”.
“Pentecostés nos impulsa a actuar en los distintos ámbitos de nuestra vida personal y comunitaria, a no encerrarnos y solazarnos con pequeños logros personales, a vivir con entusiasmo la gran aventura de la Iglesia cual es dar a conocer a Jesucristo y servirlo en nuestros hermanos más pobres”, concluyó.+
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