Estuvieron presentes miembros de la comunidad parroquial Santo Cristo junto a su cura párroco, el presbítero doctor Fernando Hugo Rodríguez; miembros del colegio parroquial y de la capilla Domingo Savio; el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez; los obispos auxiliares, sacerdotes y amigos.
El padre Bazán nació el 14 de noviembre de 1931 y fue ordenado sacerdote el 3 de septiembre de 1967. Fue profesor en el seminario menor de Jesús María y en el seminario mayor Nuestra Señora de Loreto, donde acompañó a tantos jóvenes, de los cuales muchos ya son sacerdotes.
Fue un pastor, maestro de alma y con una gran vocación para dedicarse a los niños, adolescentes y jóvenes. Entregó su tiempo y dedicación a la formación de monaguillos y acompañó de un modo muy cercano a los Exploradores.
Monseñor Carlos Ñáñez, amigo cercano del padre Bazán, lo describe como un hombre de gran serenidad, de fe firme, convicción profunda, con un gran espíritu de servicio y que siempre agradeció al Señor por su ministerio sacerdotal. Fue un fiel amigo, y compartieron momentos especiales en relación a sus ordenaciones sacerdotales, vividas en total cercanía.
Fue un pastor que sirvió con generosidad a la Iglesia de Córdoba. La gente de la comunidad lo recuerda como un “hombre de Dios, un cura verdaderamente bueno” y expresan que “su mayor amor era que los niños se sintieran contentos de compartir la misa y la catequesis”. Muchos jóvenes de la comunidad provenientes del colegio, de la Capilla y de los Exploradores se hicieron presentes para darle el último adiós, recordándolo con inmenso cariño y agradecimiento. El padre Bazán era feliz rodeado de niños y jóvenes a quienes siempre escuchaba y daba sus enseñanzas, guiando y aconsejando.
Desde el arzobispado extendieron un sencillo homenaje al padre Bazán, y expresaron cercanía y oración por sus familiares y amigos, con un agradecimiento profundo por haber acompañado, sostenido y formado a tantos jóvenes y a su comunidad. Sus restos descansan en el Cementerio de Los Molinos.+
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