Durante su homilía, el Santo Padre comentó el Evangelio de la conversión de Zaqueo, quien "a los ojos de sus conciudadanos era insalvable, pero no a los ojos de Jesús". Zaqueo significa Dios se recuerda: "Dios se recuerda del más grande pecador. El Señor se acuerda de nosotros. No nos olvida, no nos pierde de vista a pesar de los obstáculos que pueden alejarnos de Él, mencionó Francisco. "Ninguno de los límites, pecados, vergüenza, parloteo y prejuicios, hacen que Jesús se olvide de lo esencial, el hombre a quien amar y salvar", indicó el Papa.
Luego se refirió a la Iglesia "con mayúscula", que "existe para mantener vivo en el corazón de los hombres el recuerdo de que Dios los ama. Existe para decir a cada uno, incluso a los más lejanos: eres amado y llamado por tu nombre por Jesús; Dios no te olvida, tú estás en su corazón.
Y animó a los presentes: "No tengan miedo de cruzar su ciudad, de ir a los más olvidados, a los que están escondidos detrás de las ramas de la vergüenza, del miedo, de la soledad, para decirles: 'Dios se acuerda de ti'".
Jesús también "anticipa" con su mirada: Cuando descubrimos que su amor nos anticipa, que nos llega antes que nada, la vida cambia, manifestó, e invitó a la comunidad de Albano a "dejarse mirar por Jesús", para descubrir "que siempre has sido amado y te sentirás tocado en tu interior por la ternura invencible de Dios, que conmueve y mueve el corazón".
Si todo lo que hacemos no parte de la mirada de misericordia de Jesús, corremos el riesgo de mundanizar la fe, complicarla y llenarla de muchos contornos: argumentos culturales, visiones eficaces, opciones políticas, opciones de partido.... Pero se olvida lo esencial, la sencillez de la fe, lo primero: el encuentro vivo con la misericordia de Dios. Si este no es el centro, si no es el principio y el fin de todas nuestras actividades, corremos el riesgo de antener a Dios 'fuera del hogar', fuera de la Iglesia, que es su hogar. Por ello,, la invitación de hoy es 'dejarnos misericordiar por Dios'".
En este sentido, agregó que para "custodiar" la misericordia de Dios, "no hay que ser cristianos complicados, que elaboran mil teorías y se dispersan para buscar respuestas en la red, sino debemos ser como niños". Francisco comparó a los niños que necesitan de sus padres con el ser humano que necesita de Dios.
Finalmente, el Papa comentó una última acción de Jesús: "Hacer sentir a todos en casa". "Zaqueo, que se sentía ajeno a su ciudad, regresó a casa como un ser querido. El Señor desea que su Iglesia sea una casa entre las casas, una tienda acogedora donde cada hombre, como caminante de la vida, se encuentre con quien ha venido a habitar entre nosotros".
"Que la Iglesia sea el lugar donde nunca miremos a los demás desde arriba, sino, como Jesús con Zaqueo, desde abajo hacia arriba, recomendó Francisco, porque "si evitamos a quien está perdido no somos de Jesús. Pidamos la gracia de salir al encuentro de cada uno como un hermano y no ver en nadie un enemigo". "Demos gratuitamente, amemos a los pobres y a los que no tienen que devolvernos: seremos ricos en la presencia de Dios.+
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