La ciencia no avala la convivencia de personas del mismo sexo



Washington (Estados Unidos) (AICA): En las audiencias que empezaron ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos sobre la convivencia de personas del mismo sexo, el mal llamado matrimonio homosexual o gay, se pueden presentar también dictámenes de personas o grupos que tienen un interés en el caso aunque no sean parte directa. Es lo que técnicamente se llaman “amicus briefs”. Uno de ellos fue presentado por el Institute for Marriage and Public Policy y dos importantes académicos, León Kass, de la Universidad de Chicago, y Harvey Mansfield, de la Universidad de Harvard. Su dictamen pone en duda el carácter científico de muchas de las investigaciones que a menudo se aducen en torno a la convivencia de personas del mismo sexo y al bienestar de los niños educados por estas parejas.

En las audiencias que empezaron ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos sobre la convivencia de personas del mismo sexo, el mal llamado matrimonio homosexual o gay, se pueden presentar también dictámenes de personas o grupos que tienen un interés en el caso aunque no sean parte directa. Es lo que técnicamente se llaman “amicus briefs”. Uno de ellos fue presentado por el Institute for Marriage and Public Policy y dos importantes académicos, León Kass, de la Universidad de Chicago, y Harvey Mansfield, de la Universidad de Harvard.

Su dictamen pone en duda el carácter científico de muchas de las investigaciones que a menudo se aducen en torno a la convivencia de personas del mismo sexo y al bienestar de los niños educados por estas parejas.


Recuerda que en muchos casos expuestos ante el Tribunal Supremo se aducen argumentos e investigaciones tomados de las ciencias sociales, y que el Tribunal expresó frecuentemente su escepticismo ante tales argumentos. Kass y Mansfield piensan que así ocurre también en el caso de los estudios citados por los recurrentes a favor de la convivencia de personas del mismo sexo.


Gran parte de las investigaciones sociales que se aducen a favor de la convivencia de personas del mismo sexo y al bienestar de los niños educados por estas parejas no permiten sacar conclusiones fiables.


“Las ciencias sociales son más proclives que las ciencias físicas a que sus investigaciones estén sesgadas. Esto es debido en parte a que tales investigaciones abordan cuestiones que tienen implicancias inmediatas en asuntos controvertidos de políticas públicas. Y en parte también porque es mucho más difícil –y a veces imposible– realizar el tipo de observaciones objetivas y de experimentos replicables que son un ingrediente básico de las ciencias físicas”.


Los autores advierten que hay buenas razones para pensar que el clima político influye fuertemente en las investigaciones sociales sobre este caso, como escribe, por ejemplo, Norman Gleen de la Universidad de Texas: “Dado el amplio apoyo a la convivencia de personas del mismo sexo que se observa entre investigadores de ciencias sociales, está llegando a ser políticamente incorrecto en los círculos académicos sugerir que los argumentos que se usan en su favor pueden estar equivocados”.


Como ejemplo del uso que a veces se ha hecho en tribunales inferiores de los testimonios de expertos, cita la opinión de Michael Lamb, especialista en desarrollo infantil. Un tribunal de distrito citó a Lamb para sacar la conclusión en su sentencia de que “el género del padre de un niño no es un factor que influya en el buen ajuste del niño” y que “tener un padre y una madre no aumenta la probabilidad de que un chico se desarrolle bien”.


Sin embargo, comentan Kass y Mansfield, “durante el juicio Lamb reconoció que sus propias investigaciones concluían que ser criado sin un padre tenía efectos negativos en los chicos, y que hay datos que indican que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en su conducta como padres. También admitió que hay muchas investigaciones que indican que los niños criados por sus padres biológicos están en mejores condiciones que los criados por otras estructuras familiares”.


No hay conclusiones fiables

Pero lo que Kass y Mansfield subrayan sobre todo es que los efectos de la convivencia de personas del mismo sexo sobre la vida familiar son hoy por hoy desconocidos. La idea de que los efectos serán beneficiosos, como dicen sus partidarios, “se basa solo en conjeturas o en fe, no en la ciencia”. “Aunque la convivencia entre personas del mismo sexo y la crianza de niños por esas parejas fueran mucho más comunes de lo que ahora lo son, se necesitaría una gran cantidad de datos recogidos durante décadas para que un investigador responsable pudiera hacer estimaciones de carácter científico sobre sus efectos”.


“Las afirmaciones que se suelen encontrar en los estudios sobre este tema dicen por lo general como mucho que ‘no existen pruebas’ de efectos perjudiciales de la convivencia entre personas del mismo sexo o sobre la crianza de niños en esas parejas. Estas conclusiones no deberían sorprender, puesto que las pruebas de las que pueda sacarse alguna conclusión fiable son muy escasas”.


“Así, lo único que uno puede decir es que no hay pruebas fiables de que tales prácticas sean beneficiosas o perjudiciales. Pero esto es algo que rara vez afirman los promotores de la convivencia de personas del mismo sexo”. En vez de eso, “han promovido el mito de que la falta de pruebas de efectos dañinos implica o es una clara sugerencia de que tales efectos no se producirán”.+



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