La Pastoral Carcelaria advierte sobre la crisis del sistema penitenciario



Buenos Aires (AICA): La Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria advirtió que “el sistema penitenciario es superado permanentemente, ya que no ayuda a las personas a encontrar sentido a su vida, por falta de políticas penitenciarias claras, estables e interdisciplinarias, al servicio del privado de libertad. Por esto, su estructura queda obsoleta, no se encuentra personal, ni se contrata personal para un bien común, y este ámbito que debería ser un bien público, termina manejado políticamente, salpicado por el poder, intereses egoístas, corrupción, creyendo que una reforma del Código Penal puede sanar la situación”. Asimismo, sostuvo que “la reforma del Código Penal, la transformación de las leyes, no pueden estar sujetas a situaciones coyunturales, inseguridad, intereses políticos y manipulación de los medios de comunicación y beneficios económicos de algunos”. El organismo eclesiástico, cuyo secretario es el presbítero Javier Ladrón de Guevarra, pidió que con estas reformas legislativas se busquen “alternativas a la cárcel, que sanen, que incluyan, integren y comprometan a toda la sociedad”.

La Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria advirtió que “el sistema penitenciario es superado permanentemente, ya que no ayuda a las personas a encontrar sentido a su vida, por falta de políticas penitenciarias claras, estables e interdisciplinarias, al servicio del privado de libertad. Por esto, su estructura queda obsoleta, no se encuentra personal, ni se contrata personal para un bien común, y este ámbito que debería ser un bien público, termina manejado políticamente, salpicado por el poder, intereses egoístas, corrupción, creyendo que una reforma del Código Penal puede sanar la situación”.

Asimismo, sostuvo que “la reforma del Código Penal, la transformación de las leyes, no pueden estar sujetas a situaciones coyunturales, inseguridad, intereses políticos y manipulación de los medios de comunicación y beneficios económicos de algunos”.


El organismo eclesiástico, cuyo secretario es el presbítero Javier Ladrón de Guevarra, pidió -en un comunicado en el que hace una mirada a la inseguridad actual- que con estas reformas legislativas se busquen “alternativas a la cárcel, que sanen, que incluyan, integren y comprometan a toda la sociedad”.


Texto del comunicado

“Acuérdense de los presos, como si también ustedes estuvieran presos con ellos. Piensen en los que han sido maltratados, ya que ustedes también pueden pasar por lo mismo.” Hebreos 13:3


Ante la situación coyuntural, que ha surgido en torno al tema de la inseguridad, y de las distintas propuestas que vienen surgiendo desde distintos ámbitos de la sociedad toda, como miembros de la Pastoral Carcelaria, que camina en el mundo de la Carcelación, queremos compartir este mensaje al Pueblo de Dios que peregrina en Argentina, a las áreas pastorales, implicadas en los distintos ámbitos de la sociedad, como portadores de buena noticia, desde los valores del Evangelio, de la justicia y la verdad:


1º. Creemos que es una posición simplista y superficial, tratar el tema de la inseguridad, desde las consecuencias de la violencia y el delito, poniendo la mirada al final de los hechos.


2º. No se puede poner la mirada al final del camino, en la Cárcel, las condenas, bajar la imputabilidad, elevar las penas, perseguir a los adictos. Es necesario ir a las causas, a lo que origina toda la situación de inseguridad y violencia.


3º. La realidad de la droga, el narcotráfico, está tocando todos los estamentos de la sociedad, desde el poder político, las estructuras del Estado, la Justicia, los ámbitos de la educación, la vida de los barrios, la familia, la juventud, el trabajo.


4º. Creemos que todas las áreas pastorales de la Iglesia, debemos implicarnos en estos temas actuales, para procurar responder y acompañar los gozos y sufrimientos de nuestro pueblo.


5º. Creemos que el sistema penitenciario, es superado permanentemente ya que no ayudan a las personas a encontrar sentido a su vida, por faltas de políticas penitenciarias claras, estables e interdisciplinar, al servicio del privado de libertad. Por esto, su estructura queda obsoleta, no se encuentra personal, ni se contrata personal para un bien común, y este ámbito que debería ser un bien publica, termina manejado políticamente, salpicado por el poder, intereses egoístas, corrupción, creyendo que una reforma del código penal puede sanar la situación.


6º. La reforma del Código Penal, transformación de las leyes, no puede estar sujeto a situaciones coyunturales, inseguridad, intereses políticos y manipulación de los medios de comunicación y beneficios económicos de algunos. Y con estas reformas legislativas, se debe buscar alternativas a la Cárcel, que sanen, que incluyan, integren y comprometan a toda la sociedad.


7º. Todo sujeto, ciudadano argentino, necesita sentirse amparado por las leyes. No se puede crear leyes para dar seguridad a una parte de la población, creando inseguridad en el resto. Los códigos de falta y convivencia, han dado seguridad a una parte, en detrimento del resto de la sociedad. Hay en estos códigos actitudes discriminatorias, porque en la mayoría de los lugares, en aras de la seguridad, se abusa de la autoridad cedida a la policía y organismos de seguridad. Priorizando los antecedentes, portación de rostro, expedientes armados, embarrar la cancha, protegiendo a unos para incriminar a otros, entre ellos, a los más vulnerables.


8º. Mi seguridad no puede violar la seguridad y libertad del otro. Todos somos parte de esta sociedad y estamos implicados en la búsqueda del bien común. Cuando alguien termina en la Cárcel, es porque en su vida, alguna institución, o la sociedad, han fallado en ese acompañamiento (Iglesia Católica, familia, educación, salud, trabajo, vivienda). No nos hicimos cargo del otro. No reconocí al otro como mi hermano. Al otro lo encerré para que no me haga daño o para que no toque lo que es mío, lo mío es más importante que el otro.


9º. Es nuestro deber, estar cerca de todos, desde este mundo de la Carcelación, y desde abajo, desde los Carcelados, solo queremos iluminar y compartir el dolor de todos los que sufren la inseguridad, la violencia, el delito, la injusticia y el abandono, lo descubrimos como nuestro sufrimiento. Sin ser imparciales, desde el Dios de la Vida, buscando la verdad, el camino de la justicia, creemos que es responsabilidad de toda la Iglesia, hacernos presentes desde todos los ámbitos pastorales, en medio de la realidad de sufrimientos y dolor, implicarnos, saliendo a las periferias de la sociedad donde nos movemos y a la que debemos servir, como Iglesia, Pueblo de Dios, desde nuestros ámbitos pastorales.


Pidiéndole a Jesús carcelado interceda ante el Padre Dios para que vivificados por su Espíritu seamos servidores y constructores de su reino.

Por el equipo nacional y el secretariado.+



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