Llaman a trabajar para achicar la “grieta” y a ser artesanos de la paz

Córdoba (AICA): La Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba se manifestó “profundamente preocupada por la dimensión que está adquiriendo la ‘grieta’ que nos separa de nuestros hermanos” y advirtió que esta “grieta” se agranda porque “otros se empeñan en profundizarla”. Ante esta situación, llamó a preguntarse “si nosotros somos parte de alguno de estos grupos” y exhortó a trabajar “incansablemente para achicar la ‘grieta’ y ser artesanos de la paz”.
La Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba se manifestó “profundamente preocupada por la dimensión que está adquiriendo la ‘grieta’ que nos separa de nuestros hermanos”, por lo que invitó a reflexionar sobre la paz social en el país.

“La paz social es una construcción colectiva. Para construir la paz es necesario que cada uno trabaje para lograr en primer lugar la propia, porque ‘de lo que sale del corazón habla la lengua’”, subrayó en un comunicado

Tras advertir que “la falta de paz, la división que sentimos todos, a veces de manera involuntaria, no surgen de la nada”, aseguró que “hay quienes se encargan de crear la ‘grieta’ que nos separa, pero ésta se agranda porque otros se empeñan en profundizarla”.

La Pastoral Social llamó a preguntarse “si nosotros somos parte de alguno de estos grupos”, por lo que exhortó a trabajar “incansablemente para achicar la ‘grieta’ y ser artesanos de la paz”.

Texto del mensaje
La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Córdoba, profundamente preocupada por la dimensión que está adquiriendo la “grieta” que nos separa de nuestros hermanos, invita a reflexionar sobre la paz social, tomando como eje lo que dice el Apóstol Santiago (2, 14-18) sobre la fe y las obras: "Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras.

Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe". La fe, si no va acompañada de las obras, está completamente muerta, dice el Apóstol. El gran mandato de la fe del cristiano es amar al prójimo y, sobre esta base, construir la paz. ¿Mostramos con las obras nuestra fe? ¿Somos portadores de la paz?

La paz social es una construcción colectiva. Para construir la paz es necesario que cada uno trabaje para lograr en primer lugar la propia, porque “de lo que sale del corazón habla la lengua”.

La falta de paz, la división que sentimos todos, a veces de manera involuntaria, no surgen de la nada, hay quienes se encargan de crear la “grieta” que nos separa, pero ésta se agranda porque otros se empeñan en profundizarla. Debemos preguntarnos si nosotros somos parte de alguno de estos grupos ¿contribuimos a crear la “grieta” o la profundizamos? Contestar a esta pregunta depende de nuestra respuesta a estas otras: ¿tenemos paz interior? ¿Pensamos en nuestro hermano, cuidamos de nuestro hermano? ¿Recordamos que “somos” personas, (y no meros individuos), que “somos” gracias al otro, y con el otro? ¿Tenemos presente que adquirimos consciencia de nuestra existencia y podemos lograr la propia identidad porque existe el otro, que también es una persona y merece toda nuestra consideración?

Hay muchas maneras de profundizar la “grieta” que nos divide a los argentinos: falta de respeto por la persona y por sus ideas; sustitución del diálogo por la agresión, los gritos, los insultos, las palabras hirientes; acusaciones, fundadas o no, lanzadas como si fueran verdades reveladas; tomas de partido por algo o alguien, de manera irreflexiva, sin reclamar claridad ni buscar información.

Podríamos seguir enumerando el tipo de conductas que, a diario, contribuyen a destruir la paz social, a separarnos en dos bandos enemigos, “unos” y “otros”, sin tener muy claro qué son “unos” y qué son “otros”. Tampoco tenemos claridad respecto de cuáles son los derechos y las obligaciones que tienen “unos” y los que corresponden a “otros”. Reaccionamos cuando se violan derechos de “unos”, pero no cuando se violan los de “otros”.

En el discurso a la ONU del 25 de septiembre del corriente año, el Papa Francisco decía: “El gaucho Martín Fierro, un clásico de la literatura en mi tierra natal, canta: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera». El mundo contemporáneo, aparentemente conexo, experimenta una creciente y sostenida fragmentación social que pone en riesgo «todo fundamento de la vida social» y por lo tanto «termina por enfrentarnos unos con otros para preservar los propios intereses» (Laudato si’, 229).

Hermanos, examinemos nuestra conducta a luz de la Epístola de Santiago, propongámonos mostrar, como obra de nuestra fe, el gran mandamiento evangélico “ama a tu hermano como a ti mismo”. Trabajemos incansablemente para achicar la “grieta” y ser artesanos de la paz.+

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