Consudec: “¡Feliz vida maestros!”

Buenos Aires (AICA): “¡Feliz vida maestros!”, expresa el presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), presbítero José Alberto Álvarez, en el editorial de septiembre dedicado a pensar sobre la tarea docente y cuál debería ser el mejor obsequio para ellos. El sacerdote los alienta a actuar “sin miedo, sin temor” a pesar de las dificultades.
"¡Feliz vida maestros!”, expresa el presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), presbítero José Alberto Álvarez, en el editorial de septiembre dedicado a pensar sobre la tarea docente y cuál debería ser el mejor obsequio para ellos.

“¿Qué se merecen nuestros docentes? ¿Qué podría desearles de manera que pueda estar a la altura de su necesidad más verdadera?”, se pregunta.

El sacerdote les desea “esa Presencia que despierta el deseo de la vida, que vuelve toda circunstancia útil y positiva” y los invita a descubrirla en el presente actuando “sin miedo, sin temor, de modo que cualquiera sea la dificultad puedan reconocerse abrazados de tal modo que haga salir de sus corazones una sincera bendición hacia esa adversidad que les hizo experimentar esa cercanía, ese abrazo que nos vuelve humanos”.

“Quisiera desearles la fe, el reconocimiento en el aquí y ahora de nuestra vida de ese Amor que está, que arranca nuestra vida de la apatía, de la distracción, del sin sabor”, agrega.

Texto del mensaje
Celebrar el día del Maestro nos llama a pensar ¿que se merecen nuestros docentes? ¿Qué podría desearles de manera que pueda estar a la altura de su necesidad más verdadera? Para esto me vi urgido de un recurso que un día me recomendó una amiga en el momento que tenía que agradecer a otro amigo y no sabía que regalarle. Me dijo: “piensa que te gustaría que te regalen a ti”.

Hoy para los queridos docentes quisiera desearles esa Presencia que despierta el deseo de la vida, que vuelve toda circunstancia útil y positiva, quisiera desearles que puedan descubrirla en el instante presente actuando; sin miedo, sin temor, de modo que cualquiera sea la dificultad puedan reconocerse abrazados de tal modo que haga salir de sus corazones una sincera bendición hacia esa adversidad que les hizo experimentar esa cercanía, ese abrazo que nos vuelve humanos.

Quisiera desearles la fe, el reconocimiento en el aquí y ahora de nuestra vida de ese amor que está, que arranca nuestra vida de la apatía, de la distracción, del sin sabor.

Te deseo a Cristo. Feliz Vida Maestros.

Informes: www.consudec.net.+

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